Etimología del verbo COMUNICAR





Participación en el Conversatorio
Desafíos de la Comunicación
en el contexto de la Revolución Bolivariana

CONIECOM
22 de abril de 2016



Etimología subversiva del verbo ‘comunicar’

José Javier León[1]
Universidad Bolivariana de Venezuela
PFG. Comunicación Social

Resumen
Este artículo es el fruto de las clases de la Unidad Curricular Epistemología de la Comunicación dictadas en el PFG Comunicación Social de la UBV correspondiente al primer período del año 2016. El título es si se quiere tremendista, pero la cantidad y calidad de la información al respecto y su verdadera profundidad ponen las cosas en su justa dimensión, por lo que el contenido que aquí abordamos sólo busca, desde mi posición de docente en proceso de aprendizaje (en compañía de los estudiantes), dar cuenta de un asombro detenido en el laborioso descorrer de los pliegues que recubren una palabra harto común y familiar, toda vez que cotidianamente trabajamos con ella: comunicar.
Palabras clave: etimología, comunicar, trabajo, don, comunidad

“Aquellos que se devuelven mutuamente los regalos
son amigos por más tiempo”
Del Hávamál,
uno de los antiguos poemas de la Edda escandinava

“Comunicar” en el diccionario
En principio, llama la atención que comunicar no sólo conste de tres palabras sino que cada una tenga larga historia y hondo significado. Obvio que siempre es así, pero ¿nos detenemos a menudo a escuchar el rumor geológico de las etimologías? Aunque tan sólo sea por merecer brevemente el título de Justo[2], me sumo a los que descubren “con placer una etimología”.
Vayamos pues, directamente a la entrada del verbo “comunicar” en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
Del lat. communicāre.
1. tr. Hacer a una persona partícipe de lo que se tiene.
2. tr. Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.
3. tr. Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito.
4. tr. Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor.
5. tr. Establecer medios de acceso entre poblaciones o lugares. El puente comunica los dos lados de la bahía. U. t. c. prnl.
6. tr. Consultar con otros un asunto, tomando su parecer.

Obsérvese que la cuarta acepción (“Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor”) es la que aparece en casi todos los libros de primaria o bachillerato, no obstante, la última (“Consultar con otros un asunto, tomando su parecer”) es la más interesante según mi criterio aunque no aparece en los diccionarios pequeños ni usualmente se llega hasta allá.
Si hacemos una síntesis del contenido del diccionario tenemos a partir de ‘comunicar’, los verbos: participar, hacer saber, conversar, trasmitir, unir y consultar. Estos son los que en la lengua se conocen como verbos de comunicación o verbos dicendi, verbos que comunican procesos mentales. De modo que la definición de comunicar en el diccionario está construida sobre la base de verbos que comunican procesos mentales.
Ahora bien. Haciendo un giro explicativo, recurrimos a los cuadrantes imaginarios que dividen el cuerpo humano para observar una disposición marcadamente ideológica; ciertamente, no es lo mismo estar en el cuadrante superior izquierdo que estar en el cuadrante superior derecho, ni lo mismo estar en el cuadrante inferior izquierdo que estar en el derecho. Igual si consideramos lo positivo y negativo, no es lo mismo estar arriba que estar abajo, los miembros superiores que los miembros inferiores, la parte superior del cuerpo que las partes bajas. O sea, esta distribución que es clásica y medieval, es por supuesto una construcción ideológica. En resumidas cuentas, el verbo comunicar –en su acepción más común- está relacionado a la parte superior del cuerpo y (por tanto) a procesos mentales.
Si recurrimos a las definiciones que podemos encontrar en la red, tomadas aleatoriamente sin criterio académico estricto y algunas afectadas por esa tendencia a desaparecer el autor, lmás o menos lo que haría cualquiera si le tocara hacerlo, se toparía con:
“El origen del vocablo comunicación es latino, y proviene de “communicare” que significa compartir alguna cosa. Se entiende por comunicación a la relación existente entre un emisor y un receptor, que se transmiten señales a través de un código común.”[3]
Como se ve, esta hace alusión a la primera acepción del diccionario y es la que nos vamos a encontrar en los libros prácticamente desde la primaria. Pero citemos otras:
“En consecuencia, consideramos que la comunicación humana es el proceso social e interpersonal de intercambios significativos, es la interconexión significativa que emplea diversas posibilidades y medios para realizarse sin lograrlo...” (Ogaz, 2013)
“Al comunicarnos pretendemos establecer algo en común con alguien o, lo que es lo mismo, tratamos de compartir alguna información, alguna idea o actitud”.[4]
“Comunicación proviene de la palabra latina Communis, que significa común, por tal motivo al comunicarse, se trata de establecer una comunidad con alguien. La comunicación es un proceso de interacción social a través de símbolos y sistemas de mensajes que se producen como parte...”[5]
En definitiva, las definiciones que aparecen se corresponden con los verbos que aluden a procesos mentales. No obstante, y es por lo que esta reflexión existe, llama la atención lo siguiente: la palabra comunicar es una palabra compuesta por tres (¡y munis por dos!).
COMUNICAR
CO
MUNI
CAR
KON
MEI
NES
ICARE
Enteramente, globalmente
Intercambiar
Lo social
convertir algo en”, “hacer”,
“tender a”

El prefijo con- indica enteramente, globalmente, como en consolidar, constitución, contaminación. Este prefijo se relaciona con la raíz indoeuropea *kon (junto, cerca de), que dio en griego koinós.
Munis, que se deriva de la antigua palabra latina munia (arcaico moenia) ‘oficios’, ‘obligaciones’, ‘tareas públicas’, pero también ‘trabajo’, ‘obra’ y ‘tareas’.
Y el sufijo verbal –icare que indica “convertir algo en”, “hacer”, “tender a”.
Con el prejijo con, tenemos el concepto “junto”, con el sufijo icare, el concepto “transformar” y con la raíz munis, el concepto “dar”/“trabajar”. De donde podemos deducir que la palabra comunicar traduce: Juntos Dar/Trabajar para Transformar.
Si revisamos la palabra munis, etimológicamente, tenemos:
       En antiguo latín comoine[m] significaba ‘conjuntamente’, ‘en común’.
       Commune [neutro] significaba ‘comunidad’.
       Communis (en latín arcaico commonis) es palabra compuesta de com + munis que significa ‘corresponsable’, ‘cooperante’, ‘que colabora a realizar una tarea’.
       Munis, mune significa en latín ‘servicial’, ‘cumplidor de su deber’.
       De ahí que in-munis signifique ‘exento de toda obligación’, ‘libre’.
       Munis se deriva de la antigua palabra latina munia (arcaico moenia) ‘oficios’, ‘obligaciones’, ‘tareas públicas’.
       Del latín muni-ceps (de munus ‘oficio, obligación, tarea’ y capere ‘tomar’) viene la palabra española municipio. En latín municipium eran las ciudades autónomas del Lacio que tenían frente a Roma las mismas munia, los mismos derechos y deberes, que los ciudadanos romanos.
       Communitas era, pues, la agrupación de personas vinculadas entre sí por el cumplimiento de obligaciones comunes y recíprocas.[6]

La palabra munus viene de la raíz *mei- ‘intercambiar’ “y el sufijo –nes, que indica una caracterización social” (Espósito, 2003:26), en indio antiguo máyate ‘inter-cambia’, en avéstico maeni- ‘castigo’, ‘multa’, antiguo alto alemán mein ‘falso’, de ahí la palabra alemana Mein-eid que significa ‘perjuro’, ‘jurar en falso’.
Atendiendo a estas definiciones, nos acercamos a nociones comunicológicas que relacionan lo que está en la raíz del verbo comunicar: hacer comunidad. Así lo refiere José Manuel Velasco:
En su libro “Comunidades y redes sociales, el desplome de las pirámidesMauricio Tolosa desvela los orígenes etimológicos de la comunicación: hace 5.000 años los pueblos indoeuropeos fusionaron los vocablos “ko” (vivir juntos) y “mei” (intercambio). Surgía así la comunicación como un bien social al expresar la acción de “constituirse y ser juntos intercambiando”.
Esta raíz se aprecia también en el estudio del filósofo italiano Roberto Esposito, que sitúa la etimología de la palabra “comunicación” en el sustativo latino “munis”, que hace referencia a un “deber u obligación”, a partir del cual se origina un “communis”, es decir, poner en común o compartir ese deber con los demás, originar una “communitas”.
En ambos casos, comunicar es hacer comunidad.
Desde esta perspectiva, la comunicación tiene un componente liberador, ya que facilita al ser humano su desarrollo, pero también otro vinculado a los deberes sociales que se derivan del hecho de participar en una comunidad. Libertades y obligaciones que convierten a la comunicación en la función social más relevante. Sin ella no hay pasado (memoria) ni futuro (expectativa).

Leyendo a Roberto Espósito entendemos que ese “hacer comunidad” no tiene el sentido de trabajar juntos en algo que es, o pasa a ser de todos, sino de un trabajar despojados de ser individual y como deber para con todos en general: “Por lo tanto, communitas es el conjunto de personas a las que une, no una «propiedad», sino justamente un deber o una deuda”. Más adelante, insiste: “Un «deber» une a los sujetos de la comunidad” (Espósito, 28-29)
Discusión
Aún no ha quedado justificada la relación entre los verbos de pensamiento o que refieren procesos mentales y las partes constitutivas de la palabra comunicar, esto es: co – munis – icare. Ciertamente, todas las definiciones apuntan a operaciones mentales y/o intelectuales, en las que se emplea la “parte superior del cuerpo”, pero hay algo también superior que es poco atendido: las manos y, en particular, el trabajo a ellas asociado. Y se me preguntará, ¿qué une una cosa con las otras? Pues que en el origen (antropológico) de la comunicación es el trabajo común (y en especial el manual o en todo caso el trabajo en el que se pone el cuerpo) lo que pudo producir comunidad o vida comunitaria, la cual nos salvó de padecer, puesto que en la soledad individual es imposible la sobrevivencia tanto del espécimen como de la especie. Ello lo pensamos porque la traducción de munis como obligación o deuda ha de presuponer un antes esencial a la comunidad que hace que esta sea posible. Es lo que sostiene Dominique Temple: “El don está en el principio del reconocimiento del otro. Pero la génesis del ser social es inmediatamente la razón de una economía humana, ya que si hay que donar para ser, para donar hay que producir” (Temple, 2003). En efecto, si antes de la donación está el trabajo y para trabajar es preciso hacerlo juntos y para juntarse se precisa de la comunicación, entonces hay un pre-significado de munus (u otra palabra ¿perdida?) que nombra la relación en/para el trabajo con el fin de producir los bienes y servicios que sólo después serán donados – intercambiados.
Sumo dos elementos más a la discusión. Antonio Lafuente (2007) habla de cuatro entornos del procomún, eso que pertenece a todos y a nadie al mismo tiempo: el Cuerpo, el Medioambiente, La Ciudad y lo Digital. Uniendo lo anterior, Cuerpo y Medioambiente estarían dedicados a la producción, mientras la Ciudad y lo Digital, al intercambio. Vale decir, Cuerpo y Medioambiente harían parte de esa definición de munus vinculada al trabajo y, sólo después de la producción, aparecería el significado de munus asociado al don y a los intercambios. 
CUERPO
MEDIOAMBIENTE
CIUDAD
DIGITAL
PRODUCCIÓN
INTERCAMBIO
MUNUS
TRABAJO, OBRA, EMPLEO
PRESENTE, REGALO
COMMUNIS
(primer momento)
NECESIDAD, DESEO, MIEDO
(segundo momento)
FIESTA, CELEBRACIÓN

No está de más insistir que dones e intercambios ocurren –digámoslo así- en un nivel o estadio superior de la cultura, cuando los seres humanos han superado las condiciones más adversas de la sobrevivencia. El intercambio o el don suponen un plus, excedentes y tiempo (sagrado) para la fiesta o celebración.
El otro elemento es una etimología de munus que directamente aporta elementos para lo que vengo sosteniendo: que hay un significado de munus relacionado con “trabajo”, lo cual daría un concepto de comunicación, que:
·         parte primordialmente del trabajo y la producción antes que del intercambio de bienes y servicios,
·         por tanto, relaciona Cuerpo y Medioambiente antes que Ciudad y Digital
·         y contribuye a relacionar a los seres humanos con su territorio en función de transformar la realidad para satisfacer necesidades y deseos y vencer juntos el miedo y la incertidumbre.

Aunque no he conseguido un trabajo que equivalga al denso trabajo de Espósito que permita sostener sólidamente esta etimología (lo cual si se quiere confirma que el significado de munus vinculado al trabajo sea recesivo y haya sido desplazado para privilegiar acepciones vinculadas a los ‘intercambios’ que darían el sustento etimológico a todas las entradas del verbo comunicar conocidas) la cita que recupero abre una hendija para avanzar en una dirección que –sostengo- ayudaría a despejar un concepto –de COMUNICAR- más operativo para los docentes de comunicación social que se empeñan en un aspecto de la comunicación que los estudios tradicionales desestiman y desmeritan, la comunicación educativa, dedicados como están a la comunicación embutida en los intereses empresariales de las corporaciones mediáticas.
En ese sentido, apunto una cita de Víctor García Hoz que espero se convierta en un indicio para una indagación mayor:
Se debe entender bien que la comunicación educativa no se manifiesta sólo en la emisión de un mensaje que es recibido por otra persona, sino también y sobre todo, en la participación de uno en la vida de otro. La palabra comunicación es la traducción latina de communicatio, que significa el acto de comunicar o comunicarse. A su vez, la palabra latina tiene su origen en el verbo communico, cuya significación es hacer participante, de repartir. Por su parte, communico viene de communis, que arranca de cum y munus, que vale tanto como participación de algo en común. La comunicación es, por tanto recepción y salida. Hacer lo mismo (una de las significaciones de munus es trabajo, obra, empleo) que otro (otro sentido de munus es presente, regalo). En todo caso, comunicación es participar en la vida y los bienes de otro y, a su vez, hacer al otro partícipe de nuestra vida y de nuestros bienes (García, 1988:195)

El aporte entonces a la discusión, es que nos coloquemos un paso antes de la existencia de la comunidad para entender qué la hace ser tal, y es aquí cuando pienso que es el trabajo común movido por necesidades y deseos - forzando acaso el registro etimológico de munis- lo que está en el origen antropológico del comunicar, el trabajar juntos para transformar la realidad en función de la satisfacción de necesidades.
“De esta forma –dice Marcos Lezama- podemos entender que el proceso de comunicación es la base para la formación de una comunidad, y de igual forma, el elemento clave en el desarrollo y la prosperidad de la misma. La interacción, de acuerdo con Marta Rizo y el Grupo hacia una comunicología posible, debe ser entendida como la base de la sociedad y por lo tanto de la cultura, ya que es por ésta que se propicia la creación, transmisión y comprensión de los símbolos que conforman las distintas culturas a lo largo del planeta.” (Sierra, 2013)[7]
Lo cual, creo, puede conducirnos directamente al maestro Simón Rodríguez (1992:65), cuando sentencia:
“Los hombres no viven en sociedades para decirse que tienen necesidades sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos, porque no satisfacerlos es padecer”.
Conclusión
Las definiciones más usuales del verbo comunicar desplazan la raíz etimológica munis cuando traduce trabajo, obra, empleo. Hay prevalencia de las acepciones que traducen oficios, obligaciones, tareas, las cuales al conjugarse en la palabra comunidad, Communitas, producen la definición: agrupación de personas vinculadas entre sí por el cumplimiento de obligaciones comunes y recíprocas.
Pero una revisión más atenta de la etimología del verbo nos acerca al trabajo como un don (obligaciones y tareas) y también al hacer juntos, más allá de la mera transmisión de señales. Vale decir, hallamos vínculos con el concreto hacer y compartir y menos con operaciones abstractas en muchos casos vaciadas de sentido que privilegian lo vectorial de la trasmisión y terminan por de-subjetivizar y deshumanizar. La etimología nos acerca a un verbo que está en la fundación de la vida comunitaria, cuando trabajar juntos y compartir eran la raíz y el fruto de la vida.

Bibliografía
García Hoz, Víctor (1988) La práctica de la educación personalizada. Ediciones Rialp, España
Lafuente, Antonio (2007) “Los cuatro entornos del procomún”. Disponible en http://digital.csic.es/bitstream/10261/2746/1/cuatro_entornos_procomun.pdf (Consulta: 03/04/2016)
Sierra V., Marcos Lezama (2013) “Comunicación: Etimología, perspectiva y actualidad”. Disponible en https://marcoslezamasierravigas.wordpress.com/2013/04/15/comunicacion-origen-etimologico/ (Consulta: 15/02/2016)
Ogaz, Leonardo (2013) “¿Qué es la comunicación?” Disponible en: http://www.alainet.org/es/active/63533 (Consulta: 05/04/2016)
Rodríguez, Simón (1992) Simón Rodríguez. Ediciones La Casa de Bello. Caracas
Temple, Dominique (2003), “El don es lo contrario del intercambio”. Disponible en: http://dominique.temple.free.fr/reciprocite.php?article442 (Consulta: 03/04/2016)
Velazco, José Manuel (2014) “Comunicar, en cinco verbos (y su etimología)”. Disponible en: http://www.fabulasdecomunicacion.es/2014/09/01/comunicar-en-cinco-verbos-y-su-etimologia/ (Consulta: 03/04/2016)





[1] Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela. joseleon1971@gmail.com
[2] Poema Los Justos, de Jorge Luis Borges:
Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo

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