María Eugenia Fuenmayor
Obama, la gran cagada
pusiste con tu decreto,
que no es más que el vil pretexto
para una invasión planeada
desde la misma alborada
de nuestra revolución,
pero no existe coacción
que nos saque de la senda
que dejaron como ofrenda
Chávez y el Lbertador.
II
Cumpliste tu cometido
al traicionar la esperanza
que tan solo por tu estampa
a millones le has vendido,
y de lo que has prometido
no has honrado ni una coma,
eres la peor de las bromas,
también eres la más cruel
marioneta de un poder
que ante el mundo se desploma.
III
Para nadie es un secreto,
no tienes autoridad,
deroga esa orden ya,
anula ese vil decreto
y con un acto concreto,
por fin, presidente Obama,
complace a aquellos que claman
porque merezcas el premio
que a principios del milenio
te dieron por no hacer nada.
IV
Así que llegó la hora,
o corres o te encaramas,
en verdad, mister Obama,
tu imperio se deteriora
pues la nueva fuerza ahora
es la solidaridad
y toda la Humanidad
ve un ejemplo en Venezuela
que se convirtió en escuela
de la vida en libertad
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