Maracaibo, en el centro de la candela geopolítica
El estado Zulia venezolano, y en particular Maracaibo, su capital,
soportan en estos días una campaña persistente que lo colocan en el
centro del debate político. “Maracaibo simboliza la crisis que se vive
en Venezuela”, dice un corresponsal de BBC, rozando apenas la epidermis y
sin entrar en explicaciones, ni mucho detenerse en profundidades.
El
epicentro del ataque es el Zulia, por razones geográficas y políticas.
La afirmación la hace Juan Romero, historiador y diputado zuliano, quien
para ubicar el valor geoestratégico de la región toma en cuenta una
serie de características: sus accesos fluviales, por la cuenca
binacional del río Catatumbo o el Golfo de Venezuela; los recursos
minerales, empezando por el petróleo, pero también hay otros muy
codiciados como el coltán y el toriun, en la Sierra de Perijá, en
territorio limítrofe con Colombia. A lo anterior, Romero añade el
ingreso, desde Colombia, de paramilitares desde hace años, lo cual
facilita que se generen acciones violentas y asesinatos selectivos de
líderes sociales y políticos, tal como sucedió hace poco con un
dirigente del PSUV, del municipio fronterizo Francisco Javier Pulgar.
Luis
Prieto, historiador, resalta el interés de Estados Unidos en la
balcanización de Venezuela, y el riesgo que eso significa para la región
zuliana y el occidente del país. Explica que la intención de la
separación de esta parte de Venezuela está latente, porque permitiría
crear otro país con dos refinerías –Amuay y Cardón-, una industria
petroquímica –“Ana María Campos”-, una infraestructura petrolera, una
reserva de petróleo liviano, más rentable que la faja petrolera. Esta
reserva, dice Prieto, anda por los 13 mil millones de barriles de
petróleo liviano, en el Lago de Maracaibo, que explotados a razón de 700
mil barriles por día habría allí petróleo para 70 años. Esto,
cuantitativamente, es más petróleo que toda la reserva de Colombia,
Ecuador, Perú y Argentina.
Todavía hay otras razones que
les lleva a la tentación secesionista. De este lado occidental están por
certificarse en el Golfo de Venezuela millones de barriles de petróleo;
se puede controlar la vía más rápida y expedita para sacar la cocaína y
otras drogas desde Colombia, meta del narcotráfico; y está la reserva
de carbón (648 mil toneladas métricas) más grande de América.
Una guerra multidimensional
Para
explicar el momento complejo que vive la República Bolivariana de
Venezuela, Pascualino Angiolillo Fernández, secretario del Consejo de
Defensa de la Nación, dice que contra este país se aplica una guerra
multidimensional, que es el resultado de un resumen o compendio de
enfoques y teorías sobre cómo intentar dominar a un adversario político.
Entre
estas teorías, Angiolillo incluye la del caos, que expone como a través
de medios y personajes públicos se pueden crear circunstancias que
perturben la vida ciudadana, para justificar una acción bélica frontal.
Incluye la teoría sobre “guerras híbridas”, en la que no se respetan
reglas, ni parámetros.
La fuente militar añade otras
teorías en desarrollo en esta coyuntura, la del Estado fallido, de Gene
Sharp, donde las instituciones del país objetivo son desprestigiadas y
se trabaja para que haya una explosión social; la teoría de la
inteligencia estratégica, atribuida a Sherman Kent y Robert Kohane, que
se apoya en la política exterior de Estados Unidos; y la teoría del
derecho a proteger, que convierte la denuncia a violaciones de derechos
humanos en su caballito de batalla, para justificar cualquier acción
bélica, con la excusa de ayuda alimentaria.
Para Juan
Romero, la guerra multidimensional pasó de lo económico, con un impacto
inmenso, que supera los 132 mil millones de dólares, a una guerra
diplomática que se pasea por la lógica de crímenes de agresión contra
Venezuela.
El impacto de las sanciones y el bloqueo económico
En
Venezuela se aplican manuales para derrocar a gobiernos y se ensaya una
guerra no convencional. Eso se ha materializado en una espiral de
medidas agresivas unilaterales y en un boicot declarado contra el país.
El gobierno de Trump dice que ataca a los funcionarios, pero en los
hechos se golpea a la población, al impedir la compra de alimentos,
medicinas e insumos. El boicot también se materializa en el deterioro de
servicios públicos esenciales, como electricidad, agua y gas, por las
dificultades para acceder a repuestos y al financiamiento.
La
economista Pascualina Curcio refiere que la administración Trump y el
gobierno de Estados Unidos presionan a empresas transnacionales para que
generen escasez de bienes esenciales, bloquean transacciones
financieras, confiscaron la petrolera Citgo, el oro depositado en un
banco en Inglaterra y en Euroclear y hacen una declarada guerra
diplomática, con la finalidad de derrocar al gobierno del Presidente
Maduro.
Estas medidas buscan un efecto demoledor contra el
gobierno del Presidente Maduro, desestabilizar al país y crear caos en
la vida diaria. Pone como ejemplo el congelamiento de activos
venezolanos en Estados Unidos, que pertenecen a Citgo. Esta petrolera
venezolana tiene tres refinerías en Estados Unidos, una red de
oleoductos y más de cinco mil gasolineras en la costa este
estadounidense.
Franco Vielma, del portal Misión Verdad,
resalta como la administración Trump ha actuado con una consistente
agresividad, en la política de sanciones y bloqueo aplicado de manera
sistemática. “Estas acciones no deben entenderse como una situación
aislada del conjunto de presiones diplomáticas, políticas,
comunicacionales y militares de Washington”.
Analiza que
el redoblamiento de la asfixia económica en lo que va de 2019 es el
resultado del desgaste las acciones de boicot económico interno, que ha
sufrido el país en los últimos años, sin que se produjera el resultado
esperado, la salida del presidente Nicolás Maduro. “A la ‘tormenta
perfecta’ de la economía venezolana se le suman fenómenos exógenos, como
el pronunciado ciclo de precios bajos del petróleo que afectan a la
economía venezolana. El Estado mediante sus exportaciones petroleras es
el que ingresa más del 90 por ciento de las divisas extranjeras a la
economía venezolana, en una economía sostenida mediante importaciones de
bienes, equipos e insumos para la producción de alimentos y medicinas”.
Vielma
enumera una serie de actos de bloqueo y sanciones contra la economía
venezolana: sanciones directas contra los bonos emitidos por el Banco
Central de Venezuela y PDVSA, para inhabilitar las capacidades de
financiamiento del país y tratar de impedir el refinanciamiento de la
deuda; ordenaron a Citgo, filial de PDVSA, no enviar los dividendos a su
casa matriz; y el Departamento del Tesoro inició la aplicación de
medidas contra fondos y cuentas venezolanas en el exterior; en enero
retuvieron 1300 millones de euros, en activos en oro, por parte del
Banco de Inglaterra.
El Presidente Maduro denunció que
Euroclear tiene secuestrados 1400 millones de dólares de dinero
venezolano, destinados a traer medicinas contra la diabetes y el cáncer.
Las verdades de fondo
Ramiro
González, propietario de uno los puestos de verduras en el mercado
municipal de Maracaibo, se queja a viva voz de la falta de electricidad
porque lo deja sin punto de venta. “El gobierno de Maduro es una
calamidad”, vocifera.
Uno de sus clientes, Eduardo
Primera, intenta hacerle ver que el problema no es solo Maduro.
“Recuerda que los gringos nos matan con sus sanciones y su bloqueo”.
Otra
compradora, Elena Martínez, también se mete en la conversación y dice:
“Trump y su pandilla le quieren poner la mano a PDVSA y a los recursos
del país”.
El debate gana terreno. A pesar de la campaña
de medios y redes que buscan responsabilizar con exclusividad al
gobierno bolivariano de la crisis actual, muchos van entendiendo lo que
sucede y se atreven a buscar otras explicaciones.
1 Comentarios
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