Cuando dicen “este gobierno es indefendible”, frase que
dicen los que dicen que fueron pero ya no, ¿qué es lo que están diciendo? O mejor,
o peor… ¿Qué es lo que defienden?
Veamos o vamos por partes, como decía Jack El Destripador.
Incurriré retóricamente en la respuesta automática: ¿¡qué!?
¿el capitalismo es defendible? El curso que abren las respuestas es más o menos
obvio: Si dice sí, o sea, que el capitalismo es defendible, lo que soy yo no
escucharé más. Sabría de inmediato que estoy hablando con una persona que ya no
está en sus cabales. Si dice no, que no es defendible, queda(mos) en un limbo
que la experiencia me dice inclina la balanza al capitalismo porque aunque el
socialismo chavista no sea defendible y el capitalismo tampoco, lo cierto es
que en alguna parte hay que vivir y resulta que no hay nada realmente más allá –al
menos aquí- del chavismo socialista (en construcción) y el capitalismo (en
destrucción… creadora, como les gustaba decir a los teóricos neoliberales). Y
no hay nada más porque decir yo no vivo en ninguno de los dos es un chiste
malo. La verdad la verdad el capitalismo no nos resbala, nos come y jode. A
todos. A los chavistas socialistas, en ciernes, y a los capitalistas de alma y corazón
que no de capital.
De modo que no defender el chavismo y decir, tampoco
defiendo el capitalismo, deja al sujeto en una parálisis que el capitalismo aprovecha
para zarandearlo, y llevarlo de aquí para allá como una veleta que no sabe ni
donde está ni qué sentido tiene lo que le pasa. Pudiera decir olímpicamente
(pero el Olimpo es para los dioses y nosotros somos unos simples mortales) que
no defenderá el chavismo y que se encerrará digamos en sí mismo, en actitud
renunciante con respecto al mundo, pero éste no dejará de acosarlo y morderlo
pues resulta que las condiciones para la vida las está poniendo hoy por hoy el
sistema capitalista explotador, incluso aquí, en Venezuela, donde estamos
construyendo un sistema social que beneficie a las mayorías, esto es, que todos
podamos comer, vestir, sanar, estudiar, etc, sin más limitaciones que vivir
aquí. Y eso lo estábamos logrando bastante bien pero a los que defienden de
verdad verdad el capitalismo, los que no se andan con medias tintas, nos les
conviene que la mayoría de la población no dependa de los bienes y servicios
que vende el capital, desde los alimentos hasta la salud. Y ello lo hace por
una razón inconfesable: por vulgar y rastrero racismo.
Porque he aquí que las cosas no valen por lo que son sino
por lo que representan. Comer carne en este país antes de Chávez era un lujo
que sólo se lo permitían los ricos. Que el pobre pueda comer carne es una
desviación del curso natural de las cosas, de modo que hay que corregirlo, para
ello –hoy- con la inyección letal de neoliberalismo a la que estamos siendo
sometidos, la carne volvió a ser un lujo que consumen sólo los ricos del este
del este. Y así pudiera enumerar una lista enorme de beneficios que la
revolución había aproximado a los pobres como se aproxima el cielo, pero al
menos de tres años para acá, diversos poderes fácticos, que controlan aquí y
acullá no sólo la producción sino la distribución, decidieron interponer entre
los pobres y el cielo un infierno. El punto es que no se pueden permitir –los ricos-
que los pobres estudiemos, viajemos, tengamos tarjetas de crédito (¡y poderlas
pagar!), que tengamos salud, que tomemos leche y nuestros hijos puedan usar
pañales y leche formulada, a los precios –regulados- más bajos del planeta. Eso
igualaría demasiado las condiciones de vida y haría que las oportunidades
estuvieran más parejas, sin contar que hasta hace nada existía una vertiginosa
extensión de las tecnologías que llevó a miles y miles de hogares computadoras
e internet, y a millones a tener teléfonos incluso "inteligentes".
Hoy todo eso se redujo drásticamente o casi desapareció,
pese a los esfuerzos enormes que el gobierno –indefendible según algunos- está
haciendo para seguir repartiendo casas, computadoras, libros (que se hacen con
papel, claro), salud gratuita, etc. Se redujo sólo para que saltara a la vista –escandalosamente-
que los ricos son hoy más ricos y tienen más y más acceso a los bienes y
servicios, que los pobres ya no pueden disfrutar ni haciendo colas infernales,
porque al terminar una tienen que comenzar la otra.
Pienso sí, que el que no defiende el chavismo ni defiende el
capitalismo, porque se siente en un centro equidistante (pero obviamente dependiente
y sufriente como el defensor chavista de los mismos ataques del neoliberalismo
terrorista) lleva una peor parte, porque al no “defender” deja automáticamente
de intentar comprender lo que está ocurriendo, es por lo que hace preguntas que
tienen respuesta real sólo si deja de colocarse en el centro supuesto.
Por ejemplo, el chavista sabe, repito, SABE, que hay
corrupción vestida de rojo, que hay militares que no son bolivarianos, y que
mucho de lo que se debe hacer no se hace porque hay funcionarios que no son
servidores públicos ni nada que se le parezca sino burócratas y chanchulleros.
El chavista sabe que los EEUU y las corporaciones están detrás del petróleo,
como están detrás del petróleo del mundo, y por eso la destrucción de
Libia, de Irak, de Siria. Sabe además que EEUU y las corporaciones detestan las
iniciativas regionales como el ALBA, UNAUR o PETROCARIBE, pero también las globales,
como la Alianza de Países No Alineados o los BRICS, cuya B por cierto está en
veremos.
El chavista sabe eso, pero el que ya no defiende el chavismo comienza
a decir que todo esto es verdad pero que el gobierno esto y aquello… Y es
verdad, sólo que el chavista sabe que los factores que desde el gobierno
promueven la destrucción del chavismo hacen parte a sabiendas o no, de la
guerra del capital contra los trabajadores, confrontación mundial que aquí
tiene sus formas de expresarse como las tiene, particulares, en Francia, en
México, en Argentina, Chile o Tombuctú. El chavista sabe, que el funcionario que se
corrompe se plegó a las filas del ejército silencioso que obtiene
financiamiento y acompañamiento de los poderes fácticos. ¿O es que el funcionario bachaquero
o raspador de cupos, el corrupto que acepta soborno o coima, no se siente de
alguna manera respaldado por la prensa internacional que ataca al gobierno de
Maduro e identificado con las naciones y los símboles desde donde emanan esos mensajes? ¿Qué leen los bachaqueros y parásitos si no es Dólar Today, La Patilla
o Maduradas….? Más allá claro, de los que leen (o les toca) semejantes cosas sabiendo –OJO sabiendo-
que eso no es periodismo ni se puede obtener –ni de cerca- una imagen confiable
de la realidad, y que las leen para saber más o menos “por dónde van los tiros”,
como dicen.
Y este dato sobre lo que leen y sienten es importante,
porque de lo que se trata es de controlar las mentes y los cuerpos, y aquel que
ya no defiende el chavismo y luego, de ñapa se “informa” con los antes mencionados
medios, poco a poco termina convencido de la indenfendibilidad del chavismo, y (se) crea una pantalla –literalmente- que le impide ver los argumentos
que en su defensa esgrime el objeto de su inquina. Ademá, dirá con razón, que los medios chavistas
pintan una Venezuela "que no existe"…
EsaVenezuela, sin embargo, existe y no, al mismo
tiempo. Eso, también, lo sabe el chavismo, que entiende que la batalla se libra
también y sobre todo en los medios y que, por tanto, recaer en el discurso
fatalista y derrotado de los medios capitalistas es ya rendir las armas y
esperar sentados el saqueo. Los medios chavistas por esa razón tienen que avanzar
en la construcción de una Venezuela pujante, pese a todos los esfuerzos que
desde adentro y desde afuera se orquestan para que no sea así. Pero es que además,
VTV no es toda la televisión que muestra a la Venezuela potencia (potencial,
sería mejor decir). No toda la TV chavista es TVES. Hay un montón de nuevos canales,
perspectivas, lenguajes que hacen parte de la nueva comunicación y del país que nace, pero es poca
la atención que aún le prestamos y menos que menos la que le presta aquel que dice ya no
defender lo indefendible.
La frase, finalmente, "esto es indefendible" es una expresión del enemigo
silencioso que busca suplantar la conciencia de los debilitados por la guerra
económica (que ya es guerra social, sicológica, y en verdad terrorista), pero también de
los chavistas atribulados y confundidos.
Es hora de definiciones y de unidad. Es la hora de defender
la Patria porque la frase “esto es indefendible” busca desmovilizar –especialmente-
la defensa militar y, en particular la miliciana, debilitar pues, la defensa
del pueblo en armas contra los ejércitos del capital (EEUU y la OTAN) que hoy más que nunca nos acechan.
La cosa está en esa dimensión pero el que dice que esto es
indefendible no sabe lo que significa -por ejemplo- el
Decreto de Obama que ahora también replica más arrastrado que nunca el Rajoy. No sabe lo que significa la
aplicación ilegal de la Carta democrática; no sabe lo que esconden las muertes
selectivas. El chavista sí que lo SABE y por eso defiende la Revolución
Bolivariana pese a todos los errores, porque cualquier cosa se puede corregir
si la Patria (la tierra, el agua y la energía) sigue estando en manos del
pueblo.
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