Soy yo, aquí en Maracaibo


Ser es permanecer. ¿Es verdad? Somos hechura de tiempo y espacio, nos labramos por dentro y por fuera, como expresión de lo que creemos y soñamos. Pasamos -como el- tiempo... El lugar no nos sabe, pero silencioso y dúctil nos conforma, nos da forma y nos confiere sentido. Actúa sobre y entre nosotros, nos dibuja y recrea. Estamos siendo como quien viaja en un fluido inatrapable, fugaz, pero que de pronto restalla y enceguece. Cuando decimos aquí estamos y seguimos, nos hacemos parte de un todo que se abre y cierra. Que respira. Maracaibo está viva. Es un organismo latiente, voraz y tenso. La brisa lo salva y nos salva. Nos recoge y aspira. Vamos en su aire, a sus anchas, llevados por sacudidas extremas que se dulcifican en los bordes, allí donde la palabra cercana nos afirma y nos da pie. El sentido se acuerda y se acuerpa, se hace parte de (un) nosotros colectivo, verdaderamente gregario. Lo que aquí pasa nos pasa, nos acontece a todos. ¡Cuánto se ha dicho que se puede ser y estar en cualquier lugar! Seguro que sí, de hecho los días pasan y la vida sigue, pero quien no está -lo sabe, lo sabemos- sigue estando en una nostalgia que se ahinca hasta hacerse invisible y que reaparece en sueños y deseos, a veces en miedos. Los movimientos del corazón son los de la respiración, sístole y diástole, afirmación y diáspora, raíz y esporas, esperanzas y esperas, largas y tendidas como una cuerda en la que las ropas se orean, se hacen oración y letanía, lejanía. Ríete, la risa es una forma de estaraquí, y las ramas que se abren son tus brazos extendidos, abiertos y sonoros. Reír es estar en el ser, la risa ocurre en el tiempo del milagro, que no pasa porque justo en ese instante está rompiendo la cáscara el día. La carcajada es la onomatopeya de la fiesta, de lo que es aquí y ahora -y siempre. Se queda (en) lo que desaparece porque se hace parte de todos, de la memoria que es tan ancha y profunda porque adquiere la(s) forma(s) del tiempo. Está para siempre lo que (nos) cambia. Pero -¡ojo que lees!- cambiar de aire, no es lo mismo que cambiar de tierra. Yo soy (aquí en) Maracaibo cuando somos, y nos nace cuando renace. 

 

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