Voy a
comenzar diciendo lo siguiente: yo estoy muy contento por el bloqueo
norteamericano, estoy feliz, porque sin bloqueo no nos ponemos a
pensar en nosotros mismos. Nosotros tenemos un problema estructural y
es que fuimos educados bajo el rentismo petrolero. El rentismo creó
unas condicionaes totalmente laxas e hizo que pensáramos en
universidades desconectadas del trabajo, de la realidad, de los
territorios; total, había dinero para cubrir lo que necesitábamos,
para importar. Aquí se convirtió en un extraordinario negocio la
importación, todos los sectores vinculados a la importació fueron
enormemente enriquecidos por la bonanza petrolera e incluso con las
crisis petroleras. Total que, el rentismo para nosotros ha sido una
enfermedad estructural y eso se trasmitió e irrigó todo el cuerpo
social y por supuesto, llegó a las universidades.
Nuestras
universidades formaron esencialmente para el sector que llaman
terciario, el de bienes inmateriales y servicios, y en muchos casos
desconectado de los verdaderos nódulos productivos. Había carreras
en la que las élites tenían acceso más directo, ingenierías,
arquitectura, ciencias de la salud, derecho, con unos filtros
sociales terribles porque eran carreras sensibles al aparato de
enriquecimiento capitalista. Total que en esos puntos sensibles el
filtro era mayor, sólo entraban élites y por supuesto con un
sentido completamente desnacionalizado, antinacional incluso. Y
nosotros estamos sufriendo hoy las consecuencias de ese cuerpo de
ingenieros, médicos, abogados, etc., que trabajaban en función de
los intereses del capital y hoy están a su servicio. Por eso es tan
importante la universidad de las Ciencias de la Salud, que hayamos
recientemente desprivatizado psicología, que se hayan desprivatizado
los estudios jurídicos, arquitectura, o sea, debemos ir
desprivatizando, poco a poco ir abarcando todos los espacios del
saber y de la producción de ciencia y tecnología con un
conocimiento y una formación con interés nacional y en función del
proyecto de la Patria.
Es muy
importante que nosotros estemos conscientes de cómo el rentismo se
constituyó en una enfermedad y cómo nuestras universidades se
plegaron a esas estructuras. Nosotros necesitamos verdaderamente
producir, sólo que los nódulos, los puntos sensibles de la
producción siguen estando en manos privadas, o en manos nacionales
que tienen todavía políticas o que se gerencian de tal manera que
les sirven a intereses privados. El primer día del Congreso sostuve
una pequeña conversación con un compañero que trabaja en Pequiven
y le planteaba un proyecto que queremos desarrollar en la UBV. Lo voy
a decir someramente, el punto es que para desarrollar ciertos
proyectos Pequiven produce la materia prima y nosotros pudiéramos
tener como universidad acceso a esos insumos para desarrollar
proyectos de transformación de esa materia prima en la universidad,
pero resulta que esos canales no están hechos, no están dados, y
cuando se procuran aparecen las trabas burocráticas y
administrativas que son herederas y han sido construidas precisamente
por el pensamiento rentista y que ha hecho que las universidades
verdaderamente no se vinculen con el aparato productivo y la
transformación del país. Y eso es a propósito, eso ha sido creado,
tal una fábrica de pensamiento desterritorializado, desconectado de
la realidad de modo que nuestros proyectos y desarrollos terminan
desvinculados de las comunidades, de la sociedad, de la
transformación. ¿Cómo lograr que nuestras universidades se
conecten con la realidad?
Yo
vengo de la UBV y siempre he dicho esto a mis compañeros. Nosotros
tenemos una unidad que se llama Unidad Básica Integradora Proyecto
que transversaliza todo el plan de formación, pero esa unidad que se
llama Proyecto no tenía proyectos, esa es la verdad. Teníamos hecho
diagnósticos, pero desconectados de la transformación de la
realidad, sin conocimiento real de las condiciones de producción, de
las condiciones reales. Y eso nosotros lo heredamos porque venimos de
una formación que desterritorializa, que descontextualiza, que nos
prepara para la fuga, para irnos a otros países.
Nosotros
tenemos que hacer un esfuerzo en la UBV para que Proyecto sea un
semillero de proyectos de transformación, vinculados a la realidad,
capaces de generar emprendimientos productivos que vayan directamente
a lo que nosotros necesitamos crear, que es trabajo. El trabajo para
nosotros debe ser verdaderamente productivo. Nosotros no podemos
seguir egresando profesionales para el sector terciario,
profesionales que trabajan en cualquier cosa y muchas veces en nada
de lo que estudiaron, con opciones de trabajar casi que en cualquier
cosa porque su formación no estuvo vinculada a su área profesional.
Se trata entonces de una reingeniería porque el asunto es
conectarnos con la realidad y son los currículum los que tienen que
avanzar en esa dirección.
Nosotros
necesitamos conocer nuestros territorios, hacernos de nuestra
memoria, construir ciencia y tecnología con saberes propios.
Necesitamos hacer una verdadera reflexión sobre las tecnologías y
un poco desmontar eso de las “tecnologías de punta” de
“avanzada” porque el mismo Oscar Varsavsky decía, autor que
debemos leer, que bien podíamos funcionar con tecnologías
desfasadas con respecto a las tecnologías que manejan en el “primer
mundo” o eso que llaman ellos primer mundo. O sea, nosotros no
necesitamos estar en la punta de la tecnología. Si nuestros
campesinos, los que hoy nos dan de comer, los que producen papa y
tomates, los que trabajan en el páramo andino, estuvieran pensando
en las tecnologías de punta, nos morimos de hambre, porque donde
ellos producen lo hacen en condiciones del siglo XIX, XVIII, XVII y
con conocimientos ancestrales. Si nosotros no reflexionamos sobre las
capacidades productivas nuestras, si no hacemos conciencia de
nuestros procesos, vamos a estar en condiciones problemáticas para
hacer frente a la realidad.
Por
eso, agradezco la situación. En términos históricos,
sociopolítico, agradezco que suframos un bloqueo porque obligado
tenemos que vernos a nosotros mismos, o sea, no tenemos más remedio.
Y ese vernos tiene que ser intenso, festivo, apasionado, fervoroso, y
eso yo lo he visto en este Congreso y en todas las actividades que de
aquí en adelante se diseminen y se irriguen por todo el cuerpo
social de nuestras comunidades, de nuestras universidades.
Es un
momento propicio . Además, les estamos dando una estocada a los
neoliberales, el pueblo latinoamericano y el pueblo chileno, “vitrina
del neoliberalismo” le está dando una estocada al neoliberalismo.
Cuantas marchas, ponencias, discusiones teóricas se han hecho contra
el neoliberalismo y tuvo que salir el pueblo chileno a enfrentarse
al ejército para demostrar que el neoliberalismo es una mierda.
¡Cuántas veces se ha dicho! Pero es el pueblo, es el pueblo
movilizado, el pueblo consciente que tuvo que salir a dar
literalmente la vida porque ahí sí hay represión.
La idea
básica entonces es que estamos en un momento hermoso de crisis
porque precisamente en las crisis suceden los partos y vamos a parir
juntos.
Salvo algunas pocas cosas que destacar y algunas pocas cuentas que promueven el pensar (muchas menos las que promueven el actuar...) Tuiter y las redes son la trampa de los últimos años. Ay..! de quien crea que en estas virtualidades banales está la vida
La brecha entre los que tienen para comer y los que no, entre los que leen libros y los que no, entre los que acceden a la tecnología y los que no, entre los que usan la tecnología para avanzar o se los come la tecnología.
Las redes sociales no sirven para empoderar a nadie, sirven para convertirse en tema del día o de la semana en la mente morbosa de millones de personas sin vida que viven de consumir vidas ajenas. Twitter es la nueva telenovela con gente real ávida de fama al costo que sea.
Twitter crea la ilusión de que discutes "con todo el mundo" cuando la verdad es que apenas a un reducido grupo de amigos, enemigos, nulidades y fantasmales anonimatos se interesan por lo que dices (o fingen hacerlo)
Los adultos que exhiben a sus hijos o sobrinos en las redes sociales no tienen perdón de Dios y mucho menos si son niñas hermosas menores de edad que no pidieron ser expuestas aquí para que los pajuelos gocen con ellas y con sus caras de muñeca.
Es más irresponsable el adulto con hijos pequeños cuando:
1. Los exhibe como trofeo en redes sociales 2. Mira el teléfono todo el día 3. Le da teléfono con datos y no le dice cómo usarlo 4. Lo anima a ser youtuber
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