Participación
en un conservatorio junto a Rafael Larez y Efraín Carvajal realizado en la Plaza Bolívar de Maracaibo
el 18 de agosto de 2019 con organizaciones del Poder Popular
José Javier León
La
comunicación es algo que me interesa desde hace mucho tiempo,
pensando al respecto he llegado a construir una suerte de pequeña
fórmula que, desde mi perspectiva, nos ayudaría a acercarnos al
asunto. Los medios de comunicación
hegemónicos tienen un objetivo político: evitar a toda costa que
nos comuniquemos, ese es su objetivo esencial.
¿Cómo
hacer para que los seres humanos en general y nosotros en particular
no nos podamos comunicar?
Porque
una cosa tenemos que tener presente, y es que la comunicación es un
hecho esencialmente humano. La condición
humana se construye sobre la base de la comunicación, es imposible
el desarrollo de lo humano sin la comunicación.
Por eso los poderes que siempre han existido, de una otra manera han
buscado controlar los flujos comunicacionales. Y lo han hecho de
distintas maneras.
Puede
ser paradójico esto, porque cómo es que unos medios de comunicación
tienen como objetivo evitar la comunicación. Sencillamente porque si
tú la controlas, controlas el acceso al conocimiento, a la cultura,
a los conceptos que le dan sentido a la vida. Por eso, controlar la
comunicación es lo más estratégico.
Si se controla cómo la población conceptualiza la realidad,
entonces se tiene el control de esa población.
Por eso los medios de comunicación hegemónicos, que responden a los
intereses de las corporaciones mediáticas del capitalismo y del
neoliberalismo tienen como objetivo evitar que los seres humanos, que
los pueblos, se comuniquen.
Ustedes
dirán, pero si hay tantos medios de comunicación y a través del
cable y otros servicios se puede acceder a un montón de canales...
pues resulta que todos están dentro de la horma del sistema
capitalista, están diciendo de distintas maneras básicamente lo
mismo. Además, es un tipo de comunicación en la que nosotros no
participamos, regularmente en esos canales nuestros perfiles, nuestra
idiosincrasia, nuestro sentido de la vida no aparece. Aparece sí un
sentido estandarizado, blanco, porque lo negro o lo indígena es
exótico, de modo que lo central es lo blanco, con las
características del europeo o del norteamericano. Lo indio, lo negro
o afro no aparecen sino como algo exótico. Entonces, cómo es eso
que con tantos canales se evita la comunicación: porque nos
intoxican con una cantidad de mensajes que nosotros no controlamos,
no producimos y no podemos tragar de manera consciente sino de manera
casi osmótica, los absorbemos y comienzan a formar parte de nuestra
ideología e ideas hasta que empezamos a reproducir los valores del
sistema. Es pues una comunicación intoxicante, omnívora, que todo
se lo come y lo que reproduce son los valores del sistema. Es una
comunicación incomunicante.
La
comunicación es esencialmente humana porque la realidad de la vida
se construye sobre la base de la comunicación. No hay manera de
trabajar juntos si no lo hacemos comunicándonos. No hay manera de
alimentarnos, de crecer, de criar, no hay manera de vivir sin
establecer comunicación. Por eso, repito, el poder ha buscado desde
siempre mecanismos para evitar la comunicación.
Uno de los mecanismos básicos para evitar la
comunicación es crear estructuras jerárquicas, despóticas. Por
eso una de las primeras estructuras de la incomunicación es la que
establece el sistema patriarcal. Cuando
el padre se erige como la voz dominante se hace un silencio en la
casa. El padre es la última voz. Este
es un principio básico de la incomunicación: "Es lo que YO
diga y no se dice nada más". Esa es una estructura que tenemos
asumida como parte de la genética cultural si cabe la frase, todos
la conocemos y todos de alguna manera la padecimos. La palabra del
padre se erige como un silencio absoluto. No hay réplicas, no hay
respuestas. Incluso puede no tener, eso que dice, razón, sin embargo
se impone, porque la voz despótica, de la dominación, jerárquica,
patriarcal, se impone por encima de cualquier razón. Se imponía por
esta vía la razón de la sinrazón. Claro que en muchos momentos
podía tener razón, por su experiencia, pero cuantas veces no ha
sucedido en nuestras familias y en nuestra cultura que la voz
dominante se impone a pesar de no tener razón. ¿Qué se impone? El
prestigio, la fuerza, la experiencia, pero con un peso que impide el
diálogo, el contraste, la posibilidad, los matices, los recursos de
una posibilidad de entender la vida de otra manera.
Sobre la base de esa estructura jerárquica y
patriarcal se montaron todas las demás, y se reprodujo y se trasladó
a la escuela, y antes a la iglesia, de modo que el sacerdote o
pastor enunciaba su homilía y era la palabra, se imponía la Palabra
de la Biblia, del Libro. Y la escuela, aunque se dijera laica,
reproducía el sentido patriarcal, jerárquico y despótico y todas
las estructuras se iban solidificando sobre esa idea de poder.
Evidentemente no había posibilidad de
comunicación. Igual como no podíamos conversar con el padre que
sentenciaba y se hacía un silencio, tampoco se conversaba con el
cura en la homilía donde se recitaban y repetían las fórmulas de
la iglesia. Igual en la escuela, el maestro o el profesor imponían
su criterio, imponían el concepto y todos recordamos que debíamos
aprender de memoria los conceptos y tal cual reproducirlos en la hoja
de examen. Estoy pues, hablando de cosas que nos pasaron, que están
en nuestra constitución y que están vivas dentro de nosotros,
reproduciéndose en nuestros hijos, nietos , en nuestros sistemas y
modelos de formación.
Estas estructuras de poder son generadoras de
incomunicación. Lo que sucedía en la iglesia y luego en la escuela
se trasladó a los medios de comunicación, con una ventaja enorme,
porque el cura le hablaba a los que estaban en la iglesia, el padre a
los miembros de la casa, en la escuela el maestro le hablaba al grupo
de estudiantes, pero los medios de comunicación hegemónicos le
hablan a millones. En todo caso, cada uno a su respectiva escala,
responde a mecanismos y tecnologías de dominación. Los medios
tienen el objetivo de silenciar a la gente, silenciar la
comunicación, y evitar con mecanismos de intoxicación y control
omnívoro, los flujos de comunicación.
Uno de estos mecanismos pasa por generar conceptos
sobre la realidad que sean controlados por el emisor, si se trata de
los medios de comunicación lo que se busca es que digan lo que debe
ser, o sea, el concepto de las cosas.
Cuando tú usas un concepto y lo expandes, buscas que se repita. De
modo que controlar el concepto sobre la realidad es básico para los
mecanismos de incomunicación. Por ejemplo, a nosotros nos han
introducido desde hace rato los dogmas del neoliberalismo, de la
economía liberal, de modo que todo el mundo de alguna manera los
repite y asume que la economía debe funcionar de esa manera. ¿A
cuántos no han captado con la idea de la dolarización, la
privatización? Incluso entre los nuestros, que comienzan a repetir
que es posible un sistema mixto, pero es que ni Chávez se salvó,
recuerden que en algún momento habló de la Tercera Vía, propuesta
por el entonces primer ministro inglés Tony Blair. Porque se trata
de conceptos que, como dicen hoy, se "viralizan". Así es
como el concepto de la dolarización está "viralizado", es
un virus dentro de la sociedad, que se instaló, se reprodujo y lo
repetimos.
Son mecanismos que evitan la discusión, la
conversa, por eso son importantes actividades como estas que nos
permiten poner en tensión algunos conceptos que están rodando, que
están construyendo la forma de entender la realidad, sin embargo
tenemos la posibilidad un domingo como este en la mañana, en un
espacio acogedor y rescatado (la Plaza Bolívar) para la vida y la
reflexión, tomar estos conceptos y empezar a trabajarlos juntos,
para empezar a construir colectivamente un nuevo sentido de las
cosas.
Ese es el punto neurálgico, volver a
comunicarnos, volver a ser semejantes, volver entre iguales a tomar
la palabra, evitar que los medios de comunicación nos sigan
imponiendo sus conceptos, su visión de la realidad.
¿Dónde y cómo desafiamos esa imposición? Un domingo por la
mañana, en nuestras asambleas, en la formación conectiva más o
menos cotidiana, frecuente, cuando tomamos los conceptos entre
nosotros y empezamos a trabajarlos. Esa es la comunicación y es lo
que tratan de evitar a toda costa. Tratan de evitar que nos
encontremos. Incluso las dificultades cotidianas son parte de la
incomunicación.
Nosotros como sociedad y como pueblo éramos una
potencia en comunicación. Recuerden todo el esfuerzo que hizo el
presidente Chávez con el "Vergatario" y el impulso para
que todos tuviéramos acceso a la internet. Cuando comienza la guerra
híbrida y justamente con el triunfo de Nicolás Maduro comienzan a
robar masiva y sistemáticamente la infraestructura que hacía
posible la comunicación. Comenzaron a cortar todos los cables,
cuadra a cuadra, urbanización por urbanización. ¿Objetivo?
Desconectarnos, incomunicarnos, y parar lo más rápidamente que
podían el acceso de todo el pueblo venezolano a la comunicación.
Pararon en seco el impulso de los Infocentros, que todas las familias
con Cantv tuvieran computadoras con acceso a Internet, sembrando
además en las instituciones como Cantv o Movilnet personas que
trabajan para el enemigo consciente o inconscientemente. Todo eso
junto comienza a generar la crisis que hemos venido padeciendo.
Después con el "apagón" se apagó Movilnet... ¿Cuántos
teléfonos de camaradas quedaron enmudecidos? Y después a algunos
les daba hasta pena decir que tenían Movilnet, porque decir que
tenían un 0416 o 0426 era como estar en las cavernas... Eso se
acentuó con el apagón... ¿Cuál era el objetivo? Desconectar a una
cantidad mayoritaria de la población que contaba para comunicarse
con números que tenían planes muy económicos, hoy dudo que haya
alguno más barato, sin embargo han logrado esas empresas que los
usuarios no puedan pagar el servicio, poniendo trabas electrónicas o
eliminando las taquillas físicas de pago. ¿Cuál es el objetivo?
In-co-mu-ni-car. Es este un objetivo estratégico.
Sin comunicación es imposible la educación, la
salud, trabajar juntos. La comunicación es parte constitutiva de la
esencia humana. Por eso, el objetivo del
capital, y creo que es el más básico de todos, es evitar que los
seres humanos nos relacionemos, nos pongamos de acuerdo para
construir la vida juntos. Evitar a toda
costa que los seres humanos seamos seres humanos; entendiendo que, lo
somos siempre y cuando podamos comunicarnos. Entonces, romper la
comunicación es un objetivo militar del capitalismo y la acción va
dirigida al corazón de la especie humana.
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