Mi parecer con respecto a la «defensa» o como el Proyecto UBV se torna in-so-por-ta-ble


"...hoy, más que nunca, uno debería tener en mente que el comunismo comienza con el «uso público de la razón», con el acto de pensar, con la universalidad igualitaria del pensamiento...La reducción de la educación superior a la tarea de producir conocimiento experto socialmente útil es la forma paradigmática del
«uso privado de la razón» en el capitalismo global de hoy en día".

Zizek, ¡Bienvenidos a tiempos interesantes! (p. 41-43)                   


José Javier León
18/11/2013

El miércoles 13 del corriente, a las 10 de la mañana concurrimos a la defensa de la tesis de grado que lleva por título Comunicación en asentamientos urbanos populares. Caso: Barrio Renacer, para el grado de doctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico específicamente en el área de conocimiento Organización comunitaria y Poder Popular que, desde el 2008 inicié. No sé si se me entienda, pero la verdad el grado de doctor me tiene sin cuidado, y quien me conoce sabe que lo único que he hecho desde hace más de veinte años es estudiar, leer y escribir, además de ayudar en lo que puedo dando clases y talleres, organizando grupos y colectivos, generando diversas dinámicas de formación y trabajo comunitario, algunas con más éxito que otras, algunas de más largo aliento que otras.
Lo que me pareció importante a la hora de integrar la primera de las cohortes era participar y aprender en colectivo, y por cierto compartir el salón de clases con la querida amiga madre de vida y honda amistad, la Gocha Nelly. Sólo por escucharla y compartir con ella, luego de que la vida toda encontrara cauce y sentido con la llegada de la revolución y con ella la Universidad Bolivariana, abrazaba cuanto hay de hermoso y verdadero. Pues bien, las unidades curriculares fueron avanzando y un día llegaron los seminarios de investigación y los colectivos y la aventura de investigar como nunca antes lo había hecho. El relato de esa aventura lo hago en el capítulo que llamé en la tesis Arquitectura Metodológica, y que adjunto a estas líneas.
Investigar en la UBV no es fácil. Hay muchas tareas y compromisos, sin contar las exigencias teóricas, metodológicas, axiológicas y teleológicas. Por mi parte, no me retiré a mis cuarteles de invierno sino que seguí dando clases en pre y posgrado, dando talleres y charlas, mientras le iba dando forma a la investigación, a lo cual me ayudaban precisamente las mencionadas actividades porque si algo he hecho es tratar de pensar en una sola cosa insistentemente y por todos los flancos… hasta que ya, solicitando prórroga para un mes más, me dediqué a terminar la redacción del informe. Cierto que tuve que decir algunos «no» a cursos en diplomados y maestrías cuando ya era inminente y completa y humanamente cierto que no podría concluir si no me concentraba más de la cuenta. Así lo hice. Y terminé. Entregué la tesis con el visto bueno de la tutora creo que un par de días después del plazo terminante.
Y a esperar entonces la fecha de la defensa, que debió ocurrir quince días antes de dicho 13 de noviembre, sólo que una de las jurado en la víspera reportó estar enferma de bronquitis, de la cual por cierto se curó completa y extraordinariamente, a dios gracias. Llegó pues la defensa y en 45 minutos exactos expuse mi tesis: «la comunicación alternativa parte de un proceso de territorialización como el que presumiblemente se da en [los asentamientos urbanos populares], y que sólo sobre este proceso, que es a su vez la reconstrucción de la memoria popular (en oposición a la Historia de las élites), es posible construir un mundo distinto, sobre la base de una economía otra (oikonomía), que requiere otro conocimiento nacido de la articulación del territorio y la memoria, construido por sujetos de poder» (p. 21). De más está decir que, salvo el profesor José Quintero y la tutora Luz Marina, ningún jurado se refirió a algún aspecto de la Tesis expuesta, y muy al contrario destilaron formalismos y meras superficialidades como eso de la supuesta «falta de sistematicidad» en las citas o en el modo de nombrar a algunos autores (¡por dios!), desmeritando por omisión la propuesta, la apuesta, la construcción teórica que es en rigor, el motivo de una tesis doctoral.
La exposición por cierto, la hice de cara a los estudiantes, amigos y colegas que me acompañaron en el acto público, y no como parece que se estila(ba), de cara a los «jurados». La verdad yo no tengo nada que defender, mi intención siempre ha sido exponer, presentar al conocimiento de todos lo que he ido aprendiendo, sometiéndolo a las consideraciones de mis compañeros y compañeras de viaje. La defensa clásica entraña un procedimiento medieval, escolástico, en el cual no quise –casi que instintivamente- participar.
Culminada la presentación se abrió el ciclo de preguntas y observaciones. Preguntas y observaciones como tales, sólo las planteó José Quintero Weir, y en lo que respecta a estas últimas las hubo de dos tipos: con fundamento, con apego al texto, pero también sin fundamento. La jurado Teresa Gamboa digamos que se batió entre las dos; sus planteamientos derivaron de las observaciones razonadas hasta el craso disparate. A las de Zaida Guerra no voy a referirme porque evidenció que no se molestó ni en abrir el tomo, del cual por cierto se enteró justo ahí que le faltaban cerca de 50 páginas. Pero Ana Irene Méndez merece sí, al menos un párrafo aparte.
La interfecta ensayó el pronunciamiento de una palabra interesante: IN-SO-POR-TA-BLE, así deletreado pronunció su parecer sobre el texto. Tesis que «si hubiera tenido la fortuna de escribir» (lo dijo ella, yo no) lo habría hecho con una extensión máxima de 100 páginas. Contradicción flagrante: el texto es toda la tesis, de modo que si hubiera tenido la fortuna de escribirla tendría que haberla escrito en las páginas que tiene y no en una cápsula aséptica, «científica» y «neutra» de 100 páginas disecadas. Decir que lo que se dijo en 300 puede ser dicho en 100 hace suponer que lo dicho –lo construido- «no está en las palabras», y que estas pueden nombrar las cosas y no ser las cosas. Es además desconocer, por ejemplo, un esfuerzo teórico de categorización que abarca todo el Capítulo IV y que tiene un poco más de 70 páginas. Por otro lado, son bien raras estas «investigadoras» de lo social que deben presumiblemente contar con (las) palabras para construir el mundo, máxime si, como es este el caso, son reconocidas las propias de los habitantes, esto es los sujetos de investigación. Raras digo, porque pretenden hacernos creer que la realidad –social- existe independientemente de las palabras… ¿y si esto no es positivismo, qué es?
Y sobre las palabras de la comunidad que no son consideradas ni tomadas en cuenta, las que hay en la tesis en cuestión fueron olímpicamente ignoradas. De hecho me sugirieron que introdujera la que ellas llamaron la «historia del barrio», sin leer ni importarles las muchas narraciones que sobre la misma hay hechas por los propios habitantes, pero sobre todo sin atender al relato que va de la páginas 154 hasta la 161 (en el Cap. IV, aparte 2.3.1.)
Pero antes de continuar insistiré un poco más en esto insoportable que les debe parecer a estas «investigadoras» –académicas de las reputadísimas universidades autónomas-, la existencia, crecimiento y fortaleza de la UBV. No pueden so-por-tar que nuestro proyecto emerja y comience a cubrir el espectro de la investigación acción y transformación de la realidad. No pueden tolerarlo pero nada podrán hacer para impedir su llegada, su inminente floración. La UBV es la universidad del Pueblo que hoy es Gobierno y Estado.
El «voto razonado» de José Quintero Weir también lo adjunto a esta nota, de modo que el interesado puede ir a él directamente. Pasaré pues, a las «observaciones» de Teresa Gamboa, en función de la clasificación que ya he mencionado: repito que van de ciertos razonamientos con apego al texto hasta el franco disparate, pasando del blanco al negro por el gris que apunta a un problema de lectura y comprensión, cuando no de mero desconocimiento.
Atendiendo a los primeros, ciertamente debo reforzar la articulación entre los hallazgos teóricos, producto del análisis y la interpretación de los datos cualitativos hasta la construcción de las categorías, con el texto o la realidad construida a partir de las entrevistas. Pienso que, ciertamente, lo encontrado puede ser reafirmado y visto más claramente si se explicita abundantemente y con más rigor y detalle en el texto donde se analizan las entrevistas. Por otro lado, se pueden hacer más explícitas también las respuestas a las preguntas de investigación.
Pero, lo insólito es confundir –como hizo la profesora- la construcción teórica de la primera parte, documental y ciertamente libresca, con la categorización producto del análisis cualitativo de las entrevistas etnográficas. Pretender que una y otra son lo mismo es negar de plano el trabajo de saturación y emergencia desde los datos cualitativos, de los conceptos nuevos nacidos de la realidad al calor y al fragor de la investigación propiamente dicha.
Incluso se podría prescindir de la discusión teórica previa donde se construye el concepto de comunicación alternativa que, luego, sería contrastado con la construcción conceptual emergente de la investigación etnográfica, pero creo que manifesté en muchas oportunidades que lo que intentaba ofrecer al PFG Comunicación Social es un concepto de Comunicación Alternativa que al menos someta a debate algunas ideas pre-establecidas que, según me parece no permiten dar cuenta de la diversidad y la realidad. Sobre la base de este planteamiento estudié y formulé la investigación la cual obviamente sigue su curso.
Finalmente, un detalle verdaderamente ridículo pero que explica el tipo de lectura sin imaginación que se practica en las lindes universitarias ya caducas. Tuvo que ver con la frase de Marx «Todo lo sólido se disuelve en el aire», que la profesora Teresa, ortodoxamente refiere y encajona (cajón como sinónimo de ataúd) en el Manifiesto Comunista. Contuve la risa y recordé el libro de Marshall Berman de título homónimo. Pero en el fondo lo que hay no es respeto al texto sino superchería, y, como diría Marx y el Ludovico del Anti manual – que por supuesto la profe no ha leído y si lo leyó no entendió- fetichización o peor, dogmatismo ramplón. Dejemos el chiste aparte, y vayamos a lo serio.
Aconteció que la tesis fue aplazada con el eufemismo de pre-defensa. Decisión injustificada porque el jurado se autoimpugnó al expresar (1) de viva voz que no había ni siquiera leído el texto, (2) que no había ni abierto el texto, (3) incompetencia y/o desconocimiento de la metodología empleada. (4) De la tesis expuesta ¡ni una sola mención! Por si faltaba más, Teresa Gamboa otra vez, afirmó que había «repeticiones innecesarias» en una sección del tomo que bien podía ser considerado «apéndice» y que se incluye exclusivamente para que exista evidencia de los «textos» de donde son abstraídos los códigos. Lo que llamó «repeticiones» tenía que ver con la condición híbrida de pre-conceptos tal como se dan en la transcripción de las entrevistas, en el cual las personas tocan indirecta o profundamente los que para el investigador son códigos y categorías. Cuando la profesora señaló en el texto dichas repeticiones, la verdad yo no podía dar crédito a lo que veía y escuchaba.
Por mi parte estoy seguro de que la tesis debe tener enorme fallas, pero no creo que exista nadie más interesado que yo en solventarlas. Pero una cosa también es cierta, hay asuntos que se pueden corregir, otros que no. Por ejemplo, Ana Irene Méndez quiere que el texto no sea –para ella- insoportable (me imagino que en su «capital cultural» señorea como padrote de la escritura modélica –periodística- el infaltable Gabriel García Márquez), y que sea reescrito además en función de su competencia lectora. Eso es imposible, claro está, por razones inconfesables. Lo otro que no se puede corregir atañe a las observaciones que nacen de la incomprensión y el desconocimiento de raíz de lo que se planteó como método y como investigación.
En lo que sí debo trabajar y es parte de mi responsabilidad, es en la relación o articulación mucho más estrecha entre los conceptos emergentes (que nacen del análisis y la interpretación etnográfica) y la realidad (como tal, si eso es posible) de Renacer. Trabajaré sin embargo, en ello.
Gracias a dios, a raíz de lo sucedido, el texto de la tesis comenzó a viajar de correo en correo y espero que ello contribuya –de hecho así está ocurriendo- a la llegada de observaciones y correcciones que gustosamente incorporaré. Algunos, luego de ojearla, no han tardado en llamarme y solidarizarse. Eso me emociona porque nos dice también que lejos de la majestad enclaustrada, las investigaciones en la UBV son un bien público. No he sentido jamás ni celo ni sentido alguno de propiedad intelectual en torno a los planteamientos desarrollados en la tesis, por demás difundidos y sostenidos por largos años en publicaciones en internet y en físico.
El camino hacia la impugnación de la llamada «defensa», en algunos momentos írrita cuando no irrisoria, apenas comienza. Repito que me tiene sin cuidado el grado de doctor, me interesa sí que la investigación (de más está decir, vital y orgánica) en la UBV ocurra en un ambiente de respeto y sobre todo de pertinencia social. Considero tajantemente, que actos de proselitismo académico cuartorrepublicano, decadente y a todas luces de mediocridad supina, deben ser cuestionados. Eventos como al que asistimos son intolerables, pero después de todo, necesarios, para que salten y queden al desnudo las contradicciones.
Un movimiento de indignación se ha levantado a raíz de lo sucedido, motivado sobre todo por el grado de violencia verbal y de acerba incomprensión del proyecto UBV. En ese sentido, me sumo como uno más a todas las acciones que conduzcan a resolver profundamente esta situación.
El camino está despejado. 



PS. Los textos a los que hago referencia los puedo hacer llegar por correo electrónico. Por cierto, el texto fue escrito el año pasado al calor de los acontecimientos. Lo doy a conocer hoy, ahora, porque los elementos están más claros y los argumentos más discutidos y serenos. 
Un abrazo a todos y a todas las personas que han manifestado su solidaridad.

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