Para leer y hablar en el Foro organizado por la FILVEN
ZULIA 2014, 10 de septiembre de 2014
José Javier León
1. El capitalismo ejecuta una operación vasta y fundamental:
alcanzar que los grupos humanos pierdan su base de sustentación. Quitan la
tierra o el acceso al mar, a los bosques. Les arrebatan la posibilidad de
acceder a las diversas fuentes de energía. Es decir, ocurre un proceso de
desterritorialización.
2. Obviamente, la vida es posible en un territorio porque
las personas que lo habitan generan una relación de conocimiento territorial.
Es decir, viven porque saben y saben además, que pueden, vivir en determinado
territorio. Al perder entonces el territorio, pierden los conocimientos que
estaban articulados a este territorio.
3. Las personas que han perdido la tierra y por ende los
conocimientos son presa fácil del tipo de conocimiento que el capitalismo
generó. Un conocimiento que hace tabula rasa en su relación con los
territorios. Por ejemplo, no es que el capitalismo no genere conocimiento
territorial, es que hace que el territorio se adecúe a las necesidades del
capitalismo, objetiviza el conocimiento hasta prescindir de la subjetividad de
los sujetos, valga la redundancia. Necesidades las hay fáciles, por ejemplo, la
minería, a despecho por supuesto de destruir todo lo demás; pero las hay más
complicadas, por ejemplo, cierto tipo de agricultura que va necesitando más y
más agroquímicos, y hoy de cada vez más semillas transgénicas, de lo contrario
no se podría producir según los ritmos que impone el mercado. Igual sucede con
la cría de animales; etc.
4. Pero hay algo fundamental con los conocimientos
capitalistas: no dependen esencialmente, de la
relación sujeto-territorio. Son conocimientos des-territorializados, que
pueden funcionar adaptando -lo que haya que adaptar- aquí o allá más o menos de
la misma manera. Es por eso que se pueden globalizar tales conocimientos y sus prácticas
respectivas.
5. Si el conocimiento no necesita de los sujetos progresivamente
va prescindiendo de las personas, por eso hoy vemos tantas cosas inteligentes,
y cada vez menos personas inteligentes.
6. Ahora bien, el conocimiento articulado a los territorios
es básicamente una relación cultural. Profundamente. Si se rompe la relación
territorial, se rompe, obviamente, la cultura. Es por eso que la cultura
capitalista, que como ya dijimos, parte de la desterritorialización, es una
cultura que no necesita ni de la tierra ni de los sujetos vinculados a ésta.
Por esa razón la cultura capitalista se puede globalizar y trasmitir a través,
por ejemplo, de los medios masivos, y no sólo trasmitir, sino practicar.
7. En un país como el nuestro, la cultura que se hizo
oficial, representable y característica, era víctima de la desterritorialización.
Cada vez más avanzaba la pérdida de las tradiciones y culturas vinculadas a la tierra, y donde pervivían era como en una
suerte de museo antropológico con especies vivas. Una vitrina de la nostalgia o
de lo raro.
8. No creo que hiciese falta mucho tiempo para que
desaparecieran tales costumbres y tradiciones vinculadas a la tierra, es decir,
a la producción, toda vez que tenemos siglos importando y haciendo a un lado la
producción. Y por otro lado, produciendo del modo capitalista, que no requiere
de la relación sujeto-territorio.
9. Ahora bien, producir los bienes esenciales, alimentos,
vestidos, medicinas, energía, viviendas, hábitats, sólo es posible si hay
relación sujeto-territorio. Está claro que por la vía del capitalismo esto es
imposible. De ahí que nada de esto produjéramos.
10. Producir entonces requiere de una relación sujeto –
territorio que es, como ya lo dije antes, cultural. Una revolución cultural es
necesariamente una revolución de la producción.
11. Y es que precisamente, el concepto de cultura del
capitalismo está reñido, y nada tiene que ver con la re-producción de la vida.
Cosa que nunca había sucedido en la especie humana y que apareció como una
enfermedad hace un poco más de 500 años, cuando el capitalismo comenzó a
operar, es decir, a arrancar a los grupos humanos de su relación con la tierra
para imponerles una racionalidad técnica que prescinde de lo humano y a la
postre lo destruye, como estamos hoy presenciándolo y sufriéndolo.
12. La cultura no existe alejada ni es extraña a la
producción de la vida. El concepto de bellas artes, el concepto por ejemplo de
literatura alejada de la vida, de la poesía extraña a la vida, es un concepto
hijo del capitalismo. Cierta poesía moderna canta precisamente el
desgarramiento, el desencuentro del sujeto con la vida. De pronto la vida se
nos hizo extraña y comenzamos a cantar todo el dolor de la pérdida, de la
fractura. Baudelaire, el gran poeta francés, fundador si se quiere de la poesía
moderna, se reconoció perdido, desgarrado en la urbe que nacía.
13. Una revolución es la recuperación de la vida, de la
producción de la vida y de la cultura, es decir, de los conocimientos y
saberes, necesarios para producir la vida. Y se requieren palabras y sueños,
reconstruir la sensibilidad, reconstituir los tejidos sociales, reconstruir
nuestros cuerpos para producir la vida juntos, en una tierra que nos recibirá
como a humanos reconciliados.
14. La cultura no es, vista así, ni ajena, ni extraña, ni
extraordinaria, sino la vida misma, sentida, pensada, re-creada.
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