José Javier León: “Puedo afirmar con certeza que soy chavista a
partir del golpe de Estado de abril de 2002”
(Transcripción
de la participación en el Seminario Itinerante El chavismo, genealogía de una
pasión política, del 22 de septiembre de 2016, en la Biblioteca María
Calcaño)
Gracias por la invitación, por la
asistencia y por su participación. Vamos a aprovechar estos 20 min.
Voy a hacer una pequeña confesión
que, para mí es muy importante y aclara lo que voy a decir, y de pronto le puede
servir a ustedes. Puedo afirmar con certeza que soy chavista a partir del golpe de Estado
de abril de 2002. Yo pasé por la Universidad asistiendo a la represión
militar, hicimos incluso manifestaciones en contra de la visita del propio
Chávez, porque teníamos el fantasma del militarismo, del gorilismo, esa
corriente anti-militar que era poderosa en las universidades, innegablemente.
Claro, mi participación siempre fue un poco laxa, yo no milité en ningún
partido, conocía a quienes sí y participé en manifestaciones, eso no era extraño
de alguna manera. Pero cuando ocurre el golpe de Estado yo había comenzado a
entender un poco porque mis padres sí eran muy chavistas y lo siguen siendo. Mi
mamá y mi papá eran desde entonces muy chavistas y recuerdo que les decía:
“abran los ojos” (risas). Por eso les
decía que se trata de una confesión, pues yo dizque advertía a mis padres que
Chávez era a fin de cuentas un militar; recuerdo claramente esas conversaciones
y que mi mamá no me prestaba mayor atención porque ella como pueblo estaba
mucho más adelantada para entender el pensamiento chavista.
Cuando ocurre el golpe de estado
yo trabajaba, por cierto, en una oficina adscrita a la gobernación (del estado
Zulia, el IZEF, el Instituto Zuliano de Estudios Fronterizos) y en ese momento
el gobernador era Manuel Rosales. Llegué ahí porque unos compañeros que habían
militado en la Causa R y que yo conocía de tiempo atrás, trabajaban en ese
lugar y me contrataron para manejar documentos históricos, libros, revistas, de
hecho convertí un archivo muerto en un archivo vivo, rescatando papeles que se
encontraban almacenados, y ese trabajo me permitió conocer un poco la política
desde adentro. Yo por supuesto, no militaba con Un Nuevo Tiempo, ni de cerca,
pero empezaba a conocer algunas cosas y estaba asistiendo a una realidad
emergente, esto lo digo para hacer una
explicación y contextualización rápida, porque cuando ocurre el golpe
entiendo con claridad, desde mi perspectiva, por supuesto, para donde iba a
Chávez y desde entonces asumí una beligerancia.
Yo entendí que tenía que asumir
una posición, tomar partido. Tanto que apenas abrieron inscripciones en
el CNE me inscribí, porque sépase que no estaba inscrito y que sólo desde
entonces comencé a votar. Y empecé a votar de tal manera que incluso voto en
las elecciones del PSUV y hasta en los simulacros. Es decir, voto siempre y donde
haya que votar. Entendí que la lucha es electoral también, que no es sólo la
calle, la movilización, las marchas, sino que también hay que votar, porque la
masa en estos momentos es importante, igualmente hay que participar en las
concentraciones siempre que se pueda, en movilizaciones, marchas, votar y hacer
presencia; todo ello hace parte de una militancia que es chavista, una
militancia que es mediática también, y estadística; en fin, todos los elementos
de masa, que van desde lo personal y
micro hasta lo general y macro ayudan, vale decir, todas las escalas de la
vida, todas las manifestaciones. Comienzo pues, diciendo esto porque me hice
chavista en el 2002, tras el golpe de Estado.
Entendí y viví, cómo opera y qué
busca el fascismo, la derecha. Y cuando aparece
Puente Llaguno, Claves para una masacre, el documental de Ángel Palacios,
se confirman una serie de sospechas que nos habíamos empezado a construir
amigos y compañeros que confluimos en un movimiento en el que de alguna manera
militamos y desde donde iniciamos una reflexión sobre el pasado y el presente
para construir las bases de nuestra reafirmación como pueblo.
¿Qué descubrí y qué he ido
descubriendo, que está según entiendo en la genealogía del chavismo? En
principio, una idea del territorio. Yo
comencé a entender que vivía en este país porque pudo asegurar que en un fruto
de mi formación escolar es que no sabía ni dónde estaba parado. Y lo recuerdo
con crudeza porque sabía que no tenía futuro. Yo duré 14 años en la Universidad
porque no tenía nada qué hacer afuera, sencillamente porque afuera no había
país. Empecé a estudiar en el 87, y cuando terminé la licenciatura, tenía una
claridad estratégica para estudiar, para reafirmarme, pero antes, estoy seguro
que no.
Entonces, comenzar a conocer el
país supuso conocer el pasado, porque con el chavismo re-nace el pasado.
Nace la lucha de y por la independencia, nacen las luchas populares, nace la
Venezuela campesina. Empiezan a resurgir formas culturales que la derecha había
ido invisibilizado.
Todos sabemos cómo se celebraban
las fiestas indígenas en este país antes de Chávez, con niños disfrazados de
apaches o de indio mohicano pues no había un reconocimiento de nuestra
diversidad indígena. Aparecen con Chávez entonces, el pasado y la
lucha -y como lo recordó en su intervención la profesora Berta- aparece el mundo, la geopolítica. Con
Chávez aparece el mundo y sus relaciones. Algo insólito. Aparecen los mapas con
sentido y propiedad.
Otra cosa que es muy propia del
chavismo es la afirmación de lo positivo
venezolano. Todo lo bueno de este país es chavista. Por eso la derecha
tiene problemas para ejercer el poder, porque si vamos a hablar de la lectura,
la lectura es un tópico chavista. El libro, como tal, es chavista. De ahí que
la oposición desprecie las Ferias del Libro y no reconozca el esfuerzo
editorial que se ha hecho porque para ellos es un signo del chavismo, como lo
es igualmente el teatro, en efecto hoy el teatro (de calle incluso), o el que
se estudia y practica y hace escuela es chavista, de ahí que entre la oposición
cada vez cobren más espacio los monólogos, los ejercicios individuales. Mas el
teatro como escuela comienza a ser otro signo de chavismo, tanto que como
ustedes saben, se está cultivando desde la niñez. Igualmente la música. Todo el
esfuerzo que ha hecho el gobierno para popularizar la música de academia es hoy
chavista. El cine, también el buen cine venezolano, sin soslayar que muchos
directores opositores han recibido financiamiento por la Villa del Cine.
En fin, lo positivo venezolano
hoy, es chavismo. No hay manera de imaginar siquiera que la oposición
celebre una “fiesta patronal” pues se trataría sin duda de una manifestación
positiva venezolana en tanto afirmación de la cultura. Por eso no lo pueden
hacer porque si lo hacen incurrirían en chavismo. De ahí que recurran y hagan
énfasis en fiestas como el Halloween.
Porque ha perdido el país tampoco puede la oposición expresarlo, de modo que lo
afirmativo venezolano es chavismo y se expresa en nuestros triunfos, en nuestros
éxitos como país y es lo que nos reconocen países –por ejemplo- como los que
conforman el Movimiento de los No Alineados, y quedó claro en la Cumbre que
recientemente se celebró y que Venezuela preside. Venezuela es pues, una ventana de
lo positivo, y cuando la gente se asoma a esa ventana lo que ve es chavismo.
En esto positivo venezolano aparecen rasgos de lo que es lo “más
venezolano”. Por ejemplo, y lo digo como intuición, Simón Rodríguez es de lo
mejor que ha parido esta tierra; si leemos la vida de Rodríguez, si vemos sus
alcances, cuanto hizo, su dimensión humana, en sus rasgos vemos lo mejor de los
venezolanos. Otro que también lo expresa con claridad es Miranda. Su vida, su epopeya,
el drama vital de este venezolano es de lo mejor que tenemos. O bien, el mismo
Bolívar.
La dimensión humana, para decirlo
con una vieja frase, de estos tres venezolanos, cuales tomo sólo como
referencias clásicas para que se ajusten a lo que quiero decir; lo mejor de
ellos, es esa vivacidad, espontaneidad, horizontalidad en el trato, la misma
que nos reconocen cuando dicen que el venezolano es campechano y que sin duda
Chávez encarnó dando expresión a estos rasgos que nos definen: el compañero, el
amigo, el espontaneo, el solidario, el que no ve a nadie por encima del hombro,
el sentido de lo igualitario; en fin son estos rasgos los que ven los que
llegan a visitarnos. Y cuando la oposición niega eso, no sólo nos están negando
como pueblo sino que nos están invisibilizando y por extensión a la gran
mayoría del pueblo que es así. ¡Visitemos un pueblo, el más pequeño, el más
humilde, y asistiremos a la calidad humana, a la calidez!
Otro elemento de esta genealogía
del chavismo es que el pueblo está reflexionando, porque el chavismo es pueblo
en reflexión. Y lo vemos en la respuesta del pueblo a la terrible
guerra económica.
Primero, debemos agradecer a la
conciencia política para no decir a Dios, la paz que tenemos. Porque el
imperialismo ansió conducirnos a un escenario tipo Ucrania, acaso el más
blando, pero cómo gozaría si nos lleva a uno como Libia, porque en un escenario
donde nos estemos matando unos a otros ¿quién defiende el petróleo, el coltán, los
recursos? La paz es un tesoro, y el pueblo venezolano ha entendido perfectamente
que sólo en paz puede construir –desde el presente de lucha- el futuro.
Porque lo que vemos no son sólo “colas”,
sino el incremento de la producción del venezolano, estamos asistiendo a una
explosión de iniciativas populares que son dignas de reflexión por parte de la
academia pero que lo son desde ya, por el pueblo que las está haciendo,
desarrollando. (¿Cómo la academia y los
doctos se van a ocupar –apunta Berta Vega- de los productores populares de desodorante, de jabón?) De modo
que el pueblo está reflexionando porque está haciendo; ciertamente, hay
un chavismo que está haciendo colas y comprando a precios especulativos y que
está molesto por equis o ye políticas de este gobierno, pero ese chavismo
también está produciendo, está entendiendo que la salida es el trabajo y es por
ello que asistimos y está a la vista de todos, que donde hay un metro cuadrado de
tierra hay un chavista sembrando. Donde sea. En los balcones, en
canteros, en patios, porque hubo un llamado y ese llamado lo encarnó el
presidente Maduro quien convocó desde su liderazgo y el pueblo comenzó a
sembrar. Chávez lo venía diciendo desde el principio, con aquello de los
“gallineros verticales”, pero sólo ahora cuando el pueblo chavista se vio ante
la evidencia brutal de la caída de los precios del petróleo, que activó la
producción como un concepto operativo. Por eso es que la oposición ansiaba un
escenario electoral-golpista antes de que terminara el año, antes de que Obama
se fuera, pero no se les dio tiempo por diversos factores que no es el momento
discutir.
El otro punto que quería tocar lo asomó el compañero Bracamonte y
tiene que ver con lo que llamó la “despolitización”. Y allí defiero, porque muy
al contrario estamos asistiendo a una re-politización sólo que asumida -la
política- de una manera distinta y, según lo entiendo, se trata de una
“política chavista”, la política desde Chávez, desde el pueblo, y por eso, el
despertar de la comuna.
Porque hay una cosa fundamental que
debemos estudiar, al menos lo debe hacer el chavismo académico, porque el
pueblo lo está haciendo desde hace rato: al Chávez legislador. Chávez legisló
de puño y letra las leyes del Poder Popular. Si el chavista académico estudia
esas leyes, comprendería pa’dónde va Chávez, porque Chávez está vivo en esas
leyes. (Y Maduro, dice Berta Vega a
mi lado, y los chavistas) (Entendemos a Chávez, sólo con leer esas
leyes, dicen desde el público, entendemos
el pensamiento y los caminos que debemos tomar)
Creo pues, que hay un Chávez
legislador expresado especialmente en las Leyes del Poder Popular. Hagamos
pues, el ejercicio académico de estudiar lo que está compendiado en las leyes
del poder popular. Cuando hagamos ese ejercicio entenderemos lo que la gente
del pueblo ya está haciendo, por mi parte me siento rezagado porque doy clases
en la Universidad y no me queda tiempo para más nada, pero hay gente que está viviendo en
carne propia la construcción cotidiana de un nuevo país sobre las bases no del
rentismo, sino de la solidaridad, la cooperación, la complementariedad, la
economía comunal que se está
construyendo contra los intentos desesperados de la derecha.
Por eso es que los CLAP no es una
“medida desesperada” como se lo escuché a chavistas y no chavistas. No. Debía
haber sido la primera medida, sólo que llegamos a ella por retruque histórico, porque
el
pueblo organizado es el que debe producir y el que debe distribuir. ¡Hasta
cuándo le vamos a seguir dejando la macolla de la distribución y la “producción”
(aunque la verdad no produce, empaqueta)
a la empresa privada, eso no puede seguir sucediendo! En una revolución
chavista no. Que tengan los “escuálidos” sus súpermarket con sus productos
importados, que ellos resuelvan lo que les da estatus, pues así se sienten bien
y hasta nosotros podemos hacerme turismo de shopping, ¿por qué no?
Pero lo que sí tenemos nosotros que
lograr es la articulación comunal de la producción y distribución de alimentos
y enseres que necesitamos para la vida cotidiana. Eso sí lo tenemos que lograr
y para allá tenemos que avanzar.
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