Sobre crisis y otras insistencias


Nota al cierre de Comproyecto 2017-II
Comentario oraliescrito al término del conversatorio Perspectivas políticas en tiempos de crisis financiera y alimentaria en Venezuela

Dos profesores de la UBV, el sociólogo Oswaldo Garrido y el economista José Padrón mostraron un panorama social, histórico, económico y crítico de la Venezuela de hoy, y mientras escuchaba, garabateé algunas líneas que, cuando se abrió el debate, entre leí y comenté. Quedé con la espinita y me propuse pasarlas por escrito como quien dice. Lo que sigue fue lo quise decir.

Ahora bien, si usted es de las personas que creen que hay una crisis económica y que es necesario dolarizar y que los empresarios no producen por falta de divisas, y dizque porque se expropiaron empresas, etc. etc., por favor, no siga leyendo. Lo remito a los artículos y libro de Pascualina Curcio[1]. Aquí no hace nada y no podré ayudarlo. Lo que voy a decir no es de su interés. Esperaré un ratico a que se retire… no se preocupe, sin compromiso. No hay de qué. 

Sigamos.

Ajá. 

La crisis que vivimos es de muy baja política, pues hace parte del estercolero en el que los seres humanos hemos convertido la vida. No es económica porque son precisamente los que manejan el dinero (la más burda expresión de lo económico) los que se han beneficiado. Ellos han hecho que la vida cotidiana de los trabajadores, explotados y desechados, lleven lo peor de la “crisis” con el fin rastreramente político de alcanzar el poder, entiéndase el poder del Estado y todo porque aquí, el Estado es inmensamente rico pues administra con criterio de soberanía e independencia las riquezas naturales y esenciales y los bienes comunes, como por ejemplo, las telecomunicaciones, y eso desde que Chávez se le atravesó como un hueso de pollo en la garganta al capital allá por el 92 y más, cuando se hizo gobierno en el 98 y se convirtió en Constitución.

Ya se ha dicho que la cosa en verdad es contra la “Bicha” como la llamaba el barinés en un arranque de urticante mamadera de gallo. Por eso el golpe del 2002 buscó derogarla de un plumazo y por eso el pueblo que es sabio y paciente salió a la calle por millones enarbolándola como lanza y escudo.

Desde entonces las cosas están bastante claras para quien las quiera ver: la “oposición” que aquí no es política sino desestabilizadora y terrorista busca dar un golpe de estado para poder acabar con la Constitución sin pasar por el berenjenal de una Asamblea Constituyente.

La crisis es pues, política. Y los que manejan los mecanismos sucios del dinero sobre todo del sucio, deben crear condiciones sociales que hagan invivible el país para que sus naturales se rindan ante el caos y, con el voto (o de otras maneras, por ejemplo, largándose) le digan a esta específica y local expresión del capital está bien, me rindo, ganaste.

Fue lo que pasó en las elecciones de diciembre 2015 y la oposición dijo el chavismo está listo. Mostraron los dientes y la baba y salieron a morder pero también comenzaron a morderse entre ellos y el tiempo fue pasando mientras se perseguían la cola y el pentágono esperando que se pusieran de acuerdo y el acuerdo no llegó y el chavismo ganó tiempo y después espacio, maniobró en el temporal, los gringos hicieron lo que podían hacer desde su aquiescente desprecio a los zambos, mulatos, negros, indios y pobres en general, bajaron dólares en efectivo mientras subieron el virtual, repartieron drogas y sanciones, financiaron las guarimbas, asesinatos, linchamientos y quemas públicas, pero el gobierno no cayó y cuando se hizo el milagro Constituyente (que detuvo lo que estaba a punto de devenir guerra civil) siguieron dos elecciones más y el chavismo arrasó. 

O sea, los escuálidos no pudieron concretar el golpe de estado y el gobierno tomó la delantera… en lo político. Pero derrotada la guarimba político-terroristas pasaron a una nueva estrategia oposicionista de demolición de la vida cotidiana: la guarimba económico-terrorista. En esa estamos desde mucho antes de enero 2018, pero sin duda lo que han hecho desde que arrancó este año está rompiendo todos los moldes. 

Esto es lo más o menos obvio, sin embargo, este texto lo hago para comentar algunos aspectos menos visibles. 

Primero que la “crisis” actual es política porque en el fondo de las cosas es moral. Me explico: todos conocemos una manera de ser muy propia del –ser- venezolano: la viveza. Esta condición nos hace preferir lo rápido y fácil a lo complicado que requiere planificación, tiempo y esfuerzo. Algunos lo refieren a nuestro pasado y presente minero y a la cultura rentista. Pues bien, lo que pasa hoy es que esa viveza ha recibido unos estimulantes (el diferencial cambiario, es uno) que la han sacado de madre, y lo que era una odiosa expresión que resultaba sin embargo superada por las luces y virtudes, hoy está sobreexpuesta y sobredimensionada, hasta ocupar un muy alto porcentaje de lo que somos y hacemos lo cual se expresa en la metástasis de la corrupción pública y privada. Hoy la sola mención de la palabra negocio encubre indefectiblemente una estafa.

Otro de los elementos que nos caracterizan es sin duda el contrabando. Pero cierto es que sin esta actividad difícilmente nuestros pueblos hubieran sobrevivido a la cerrazón y tozudez de la Colonia, que impedía lo propio y natural: el intercambio de bienes y mercaderías. Por el contrabando, o mejor, por el comercio popular, indígena, campesino, llanero, con el caribe y las Antillas, el pueblo que somos alcanzó su perfil y naturaleza, su capacidad de inventiva y profundo conocimiento del territorio. Pero hoy, por factores que lo han distorsionado, eso natural se ha desnaturalizado y lo que nos dio la vida como pueblo, hoy nos pone al borde de la muerte económica, social y cultural.

Chávez vino a demostrar que más allá de la viveza y el contrabando, se podía ser honesto, y aspirar a la construcción sistemática de una economía sólida y sustentable sobre la base del trabajo. El Comandante, desde aquellos pocos segundos en los que se responsabilizó de algo cuando nadie se hacía responsable de nada, se convirtió en un modelo a seguir por los venezolanos y venezolanas de bien. Y una cultura de la dedicación, de la honestidad, comenzó a levantarse desde las bases y esa Venezuela creciente, bolivariana, hoy resiste los estragos de la guerra económica.

Sobre esta base se construyen las gestas populares de innovación, ciencia y tecnología, saberes y conocimientos que nos permitirán superar, aprendiendo a producir, la crisis impuesta por el odio y el racismo de las clases adineradas que nos desprecian. Que detestan que los pobres comamos y nos vistamos dignamente, que vivamos en casas y apartamentos fundados en buenas tierras, que tengamos acceso a la tecnología y a las comunicaciones, a la educación de calidad gratuita y universal. La dominación sienta sus bases sobre el desequilibrio y la desigualdad, pero si la revolución iguala, la dominación pierde sentido y la “meritocracia” se desmorona. 

En esas estamos, unos por construir un sistema que otorga derechos e igualdad y otro, fundado en el desprecio a los pobres, que pugna por mantener a toda costa sus privilegios. 

La crisis no acontece sólo aquí, se expresa en los atroces excesos del neoliberalismo (hambre, guerras, desahucios, recortes, tarifazos) y en el ascenso inmoral de la supremacía blanca, que hoy gobierna a la nación más hipócrita y asesina de la historia. 

El tiempo se agota, pero no sólo para nosotros, sino para el planeta todo y en especial, para los EEUU, que ahora, cuando las economías de China, Rusia e Irán, la India y Suráfrica, cuando una nueva Ruta de la Seda comienza a tejerse, cuando nuevas comunicaciones y monedas nacen para soñar un nuevo modelo civilizatorio, EEUU, como un condenado, avanza por el callejón mientras el mundo pronuncia dead man walking.  







[1] Lea si quiere y puede: La mano visible del mercado, de la susodicha: https://lalenguatv.com.ve/wp-content/uploads/2017/03/ManoVisibleMercado.pdf

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