Emprendimiento y Universidad Productiva: ¿Qué es y cómo se come eso?



Participación en el conversatorio:
UNIVERSIDAD PRODUCTIVA: UNA MIRADA A LAS OPCIONES DE ORGANIZACIÓN SOCIAL PARA EL TRABAJO

Organizado por la dirección de Educación y Asuntos Universitarios. Realizado en el Museo Luis Chacón.
09 de diciembre de 2019



José Javier León

"La sensación de riesgo que experimenta un joven de hoy en día es mucho más aguda que la de un joven de su edad a mediados de la década de 1980 o a principios de la década de 1990; por lo tanto, buscará primero un empleo como trabajador por cuenta ajena y sólo en última instancia, casi como extrema ratio, hallará el coraje para lanzarse a una empresa autónoma"
Sergio Bologna, 20061

 
Este 9 de diciembre participé en una actividad organizada por la Dirección de Asuntos Universitarios de la Alcaldía Bolivariana de Maracaibo, titulada La Universidad Productiva. Una mirada a las formas de organización para el trabajo. Hubo una gran asistencia compuesta como cabía esperar de entusiastas jóvenes que participan en el plan de becas que la alcaldía sostiene con las instituciones universitarias privadas. El conversatorio forma parte del esfuerzo del gobierno bolivariano y de sus instituciones para darle explicitación y viabilidad a las políticas que emana el Ministerio para el Poder Popular de la Educación Universitaria. En ese marco y con ese espíritu participé. A continuación reseño la presentación para contribuir a la sistematización y al seguimiento.

Mi intervención la titulé: Emprendimiento y Universidad Productiva: ¿Qué es y cómo se come eso? Arranqué con una definición de las que el tema ofrece abundantemente en la red: "Emprendimiento proviene del francés ‘entrepreneur’, que significa pionero, y se refiere etimológicamente a la capacidad de una persona de realizar un esfuerzo adicional para alcanzar una meta, aunque en la actualidad se limita su uso para referirse a la persona que inicia una nueva empresa o proyecto. Una persona que enfrenta el desafío de un nuevo emprendimiento o negocio debe tener una actitud positiva y una gran determinación a enfrentar retos y dificultades"2.

De la cita destacamos tres aspectos: a) “capacidad de una persona de realizar un esfuerzo adicional para alcanzar una meta”; b. “persona que inicia una nueva empresa o proyecto”; y c. “persona que enfrenta el desafío de un nuevo emprendimiento o negocio”. Como se ve, se trata de características que corresponden a una experiencia productiva (cuasi) individual, implícitamente al margen de la Universidad, sea presumiblemente porque lo hace en su tiempo libre o porque ya se ha graduado. No está dicho en el concepto leído si el negocio o la empresa están en el ramo de lo estudiado (si es que el joven o la joven emprendedora aún estudian), porque además, muchas de las cosas que estudiamos parece que no están encaminadas al mundo de los negocios… a menos que estudiemos algo como por ejemplo administración de empresas… Pero, ¿es que todos debemos estudiar administración de empresas para emprender? Obviamente que no, ni todos necesitamos estudiar esa carrera ni todos los que la estudian automáticamente emprenden.

Entonces cabe preguntarse, ¿dónde está el quid del asunto?
- En que el emprendimiento es una forma de entender el trabajo en el marco de la nueva economía frente a los retos del presente y el futuro que se vislumbra.
- Que estos retos demandan una visión de la universidad menos encajonada y acartonada, pues son muchas las nuevas profesiones que existen y que existirán.
- Que debe comenzar a existir una relación dialéctica mucho más abierta y franca con las Universidades de cara al país que necesitamos construir.
Pero, ¿qué quiere decir más dialéctica? Pues que dialogue más y mejor con la realidad cambiante, de modo que buena parte de las exigencias que deben hacer los estudiantes a sus universidades es que éstas interpreten de mejor manera precisamente, la realidad.
¿Qué ganaríamos con ello? Universidades más a tono, lógicamente, con la realidad, y estudiantes más motivados, menos propensos a dejar de estudiar presionados por la necesidad de trabajar. Dice Bologna: "La sensación de que la universidad de masas es ineficaz y la licenciatura inútil no sólo lleva a la elección de formas de trabajo distintas a la del trabajo subordinado, sino también a la creación de productos del trabajo distintos"3
Todo lo cual nos lleva a una noción de las más interesantes sobre el tema: La necesaria relación que debemos establecer entre Educación y Trabajo. Al respecto, soy de los que cree que debemos crear estudios universitarios que establezcan una indisoluble relación entre SABER Y TRABAJO, como recomendaba Simón Rodríguez. Y donde precisamente se unen estas nociones, es en los proyectos socioproductivos, ese "conjunto de acciones dirigidas a mejorar las condiciones de vida de un grupo de personas y que involucra la utilización de recursos para el logro de los beneficios esperados, en un tiempo determinado". Un espacio tiempo donde aprendemos a producir y a producir aprendiendo.
También, la Ley Orgánica de Planificación Pública y Popular define los proyectos como un “instrumento de planificación que se expresa en forma sistemática, con un conjunto de acciones, actividades y recursos que permiten, en un tiempo determinado, el logro de resultados específicos... (...) Por consiguiente, los proyectos socioproductivos impulsan el desarrollo de actividades generadoras de bienes y servicios útiles para la comunidad o comuna, enmarcándose dentro del concepto de desarrollo endógeno, generando redes productivas para el desarrollo de una economía solidaria, participativa y protagónica, cuya finalidad no es generar ganancias que enriquezcan a un individuo, sino garantizar, la producción de bienes y servicios sin explotar a los involucrados en el proceso productivo, garantizándoles una calidad de vida digna y la satisfacción de las necesidades".
Llegados a este punto, cabe preguntar: qué hay en esta definición que no está en la anterior de emprendimiento. Que los proyectos socioproductivos implican la existencia de colectivos, de grupos organizados que se trazan y acuerdan conjuntamente tareas que tienen el propósito de alcanzar objetivos comunes. Porque si como dice Paulo Freire nadie aprende solo, evidentemente nadie produce solo. En efecto, el proyecto socioproductivo parte de la idea de comunidad y de bien y servicio común. No se trabaja ni se estudia para el beneficio puramente individual sino para el bien de la sociedad. Invirtiendo la idea liberal -falaz- de que quien se sirve a sí mismo sirve a la sociedad; muy al contrario pensamos: quien sirve a la sociedad se sirve socialmente a sí mismo.
"¿Por qué no aprender -dice Bologna- de estas competencias [relacionales] el modo de salir del impasse, para vencer un sistema de relaciones construido sobre la competitividad y el individualismo, e imponer un sistema construido sobre el sentido de la comunidad, sobre la protección del bien público y, en definitiva, sobre la innovación?"4
En el marco de estas ideas, pregunté ¿Quién conoce la Ley de la Juventud Productiva?, y obtuve la respuesta que invariablemente recibo en los foros y conversatorios a los que asisto para tratar esta temática: nadie la conoce. Esto me lleva a considerar lo siguiente: en este país un joven puede ser sin mayores complicaciones estudiante universitario. De modo que la Ley de la Juventud Productiva, no sólo está dirigida a los jóvenes, sino a los estudiantes universitarios -en tanto que- mayoritariamente jóvenes. Pero resulta que en la ley no aparece señalado o declarado este sujeto -el universitario-, sólo el joven o la joven. Es posible que al no nombrar de manera específica al sujeto "joven universitario o universitaria" no se establezca una conexión natural entre el saber y el trabajo que la ley promueve. Desde que leo y comparto el instrumento legal sugiero que se establezca una unidad (¿natural, obvia?) entre el saber universitario y el financiamiento de los proyectos productivos. Es decir, en tanto que jóvenes estudiantes llamados a generar proyectos socioproductivos nada más natural que la ley se extienda al ámbito de las universidades, de modo que el Ministerio de la Juventud acuerde estrategias conjuntas. Sin duda algo así le daría un sentido distinto, creo incluso que más amplio y coherente a la conocida "Chamba juvenil". Como todo hay que decirlo se han hecho esfuerzos para vincular al joven universitario con el programa "Chamba", pero estimo que ha faltado una visión más general y a la vez más estratégica, la cual pudiera darse si se estableciera una relación específica entre el proyecto socioproductivo, el programa "Chamba", la Ley de la Juventud Productiva y la transformación universitaria en los términos como se planteó en el 2011 con claridad meridiana en la Resolución Nº 1282, mediante la cual se creó en julio de 2011 el Comité para el Desarrollo del Componente de Innovación Socioproductiva de la Educación Universitaria5.
La Ley de la Juventud Productiva, promulgada en 2014, contempla en su artículo 12 los mecanismos que el Estado maneja para garantizar la ocupación digna de los jóvenes, cuando dice: "El ente con competencia en materia de juventud deberá brindar las facilidades que les permita a los jóvenes y las jóvenes emprender iniciativas, proyectos y acciones orientadas a la producción de bienes y servicios. En caso contrario, se les ofrecerá las oportunidades de incorporación en las entidades de trabajo que requieran personal para la incorporación al trabajo productivo, solidario y liberador."
Como se ve, hay dos caminos, bien por la vía del emprendimiento con proyectos y acciones orientadas a la producción de bienes y servicios, bien por la incorporación en trabajos ya establecidos, formales, asalariados. Claro está que la vía más compleja es la del emprendimiento, es también la más arriesgada, la que más necesita talento e innovación, investigación y construcción social y colectiva del trabajo.
Resalto de todo esto la intencionalidad que ha manifestado el Estado bolivariano para plantear la metodología de los proyectos socioproductivos como la más cónsona con su espíritu transformador. Y observo en la Resolución 1282, ya citada, una clara exposición de los aspectos epistémicos y metodológicos. Leamos en extenso parte de sus considerandos:
Las instituciones de educación universitaria deben desarrollar componentes socioproductivos apoyados en las capacidades científico-técnicas e innovadoras para impulsar la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista, que permita el desarrollo del protagonismo socioproductivo del estudiantado y del Poder Popular, aunado al potencial productivo y científico- tecnológico local, regional y nacional,

POR CUANTO
Las instituciones de educación universitaria deben priorizar el interés del trabajo liberador por encima del interés por el capital, favoreciendo la elaboración de estrategias que apoyen la vinculación universidad-producción-innovación, a través de la organización, creación y generación de conocimientos y la formación y educación del estudiantado del pueblo, para que asuman el control directo de los procesos de producción, distribución y comercialización de bienes y servicios imprescindibles para satisfacer sus necesidades y contribuyan a la construcción del modelo productivo socialista, a través del vínculo conocimiento-producción,

POR CUANTO
Las instituciones de educación universitaria deben contribuir al desarrollo del protagonismo socioproductivo y del potencial creativo para acompañar el desarrollo humano integral del Poder Popular, en la construcción de una nueva sociedad democrática, basada en la ética del trabajo y en la participación activa y protagónica del pueblo trabajador en los procesos de transformación social, a través de sus proyectos de vida colectiva entrelazados con los planes de desarrollo local, regional y nacional,

POR CUANTO
La transformación universitaria pasa por el estímulo y apoyo al desarrollo del protagonismo socioproductivo de las y los estudiantes, de modo progresivo y diferencial, así como de la multiplicación del número de proyectos productivos universitarios, que contribuyan a innovar con fuentes de trabajo y a generar nuevas oportunidades de inserción socio-productiva, con el fin de promover condiciones para la producción autónoma de base científico-técnica independiente, como vía de fortalecimiento de la soberanía nacional,

POR CUANTO
Las instituciones de educación universitaria y sus actores, haciendo uso de sus capacidades científico-técnicas y de innovación, pueden desarrollar productos y servicios incorporando crecientemente los conocimientos y prácticas que permitan dinamizar el desarrollo productivo del país, con base a la vocación productiva y tradiciones culturales en los territorios de influencia,

¿Quién duda que estos planteamientos dibujan una Universidad para una economía socialista, en base a un proyecto nacional, con el objetivo central de romper los esquemas del rentismo y la dependencia? Acompañar la lectura, estudio y aplicación del contenido de esta Resolución con la lectura del cientista social Oscar Varsavsky nos daría, creo yo, pie suficiente para avanzar en la senda de la verdadera transformación universitaria.
De ayer a hoy ha corrido mucha agua bajo el puente, pero ciertos conceptos se mantienen y se enunciaron en el Plan de la Patria 2013-2019 y ahora en el 2019-2025, y es mandato del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria que cada institución y ente debe implementar el Plan bajo su seguimiento estricto. En concreto, se requiere:
1.6.2.4. Hacer de las unidades de producción y parques industriales espacios asociados a los programas de formación de los centros universitarios, técnicos, medios y ocupacionales.
1.6.2.4.1. Vincular la formación de los centros universitarios y tecnológicos con las unidades productivas, a efectos de arraigar el sentido de pertenencia, formar la cultura del trabajo e impulsar el fortalecimiento tecnológico soberano del sistema productivo.
1.6.2.4.2. Especializar los planes y programas educativos, técnicos y universitarios, así como el direccionamiento vocacional de los liceos técnicos con las unidades productivas
2.3.10. Desarrollar el modelo de educación técnica y universitaria, de coherencia y estímulo con el nuevo modelo productivo y desafíos del Plan de la Patria, con taxonomía territorial, en el cual el perfil de las universidades, los planes de formación, sus planes de desarrollo, articulación productiva y cultural se vinculen con el desarrollo integral de las potencialidades del territorio en sus distintas escalas, en función de las demandas del siglo XXI y el país potencia.
2.3.10.1. Adecuar y desarrollar los contenidos académicos universitarios con las líneas de la actividad económica, tanto en su expresión espacial, número adecuado, tiempo y perfiles concretos de trabajadores y trabajadoras como en el desarrollo adecuado de las actividades productivas proyectadas en el Plan de la Patria.
2.3.10.1. Adecuar y desarrollar los contenidos académicos universitarios con las líneas de la actividad económica, tanto en su expresión espacial, número adecuado, tiempo y perfiles concretos de trabajadores y trabajadoras como en el desarrollo adecuado de las actividades productivas proyectadas en el Plan de la Patria.
2.3.10.4. Constituir un sistema de dialéctico de teoría y praxis que fortalezca por una parte el desarrollo del conocimiento, y por otra la orientación y atención de la realidad concreta. A tales efectos, articular dinámicas formativas en la educación universitaria para la conformación de nuevos emprendimientos productivos, de acuerdo con las potencialidades del territorio, que satisfagan las necesidades fundamentales de la población.
2.3.10.5. Construir un sistema de articulación con la economía y dinámica local y comunal con la Universidad de la Comuna, donde la universidad sea un potenciador de la organización social, económica y cultural, tanto en la difusión como creación del conocimiento para la aplicación en el área de influencia de escala local y de ejes de desarrollo, así como s retroalimentación con otras zonas en una lógica de red.
2.3.10.13. Fomentar un sistema de saberes revolucionario para la transformación de la sociedad, potenciando el desarrollo del modelo del conocimiento científico, dominio de las técnicas productivas y apropiación y desarrollo de la tecnología para la producción.
Está claro que lo que nos toca hacer, está dicho. Se precisa voluntad política y algo más crucial, voluntad de transformación, vale decir, llevar al interior de nuestras prácticas docentes, de investigación y extensión, las estrategias innovadoras que nos permitan salir de las tradiciones más acartonadas y encajonadas del academicismo.
La realidad lo pide, pero sobre todo nuestros estudiantes, quienes se enfrentan a un futuro más incierto porque nosotros, quienes tenemos el deber de acompañarlos en su formación, formados en el pasado, reproducimos procesos en desuso sin terminar de entender que la aventura y el riesgo son los principios de la libertad.
Como dice Sergio Bologna: "Nos encontramos en una época en la que las transformaciones de los órdenes productivos y de los estilos de vida, de la organización económica global y de los sistemas de comunicación, de los lenguajes y de las relaciones internacionales son tales que permiten postular el advenimiento de una figura profesional y humana 'nueva', de una estirpe distinta a las anteriores, capaz de imbuir de sí a toda la sociedad y, al mismo tiempo, de ser su símbolo, su logos".6
Necesitamos estar a la altura de estas exigencias.
1 . Bologna, Sergio (2006) Crisis de la clase media y posfordismo. Akal. Madrid
3 . Bologna (2006), p. 48
4 . Bologna, p. 155
5. Valga comentar, de paso, que de la mencionada Resolución 1282 tenemos noticias sólo hasta diciembre de ese mismo año, y hoy pese a su absoluta pertinencia, apenas si es conocida. Ciertamente, la claridad en lo conceptos que allí se exponen es digna de estudio y reinterpretación con miras a su adecuación para estos tiempos en los que la innovación y la socioproductividad son más que urgentes.
6 . Bologna, p. 182









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