La universidad Bolivariana de Venezuela está de aniversario. Son 19 años de servicio a la patria que soñó el comandante Chávez. Fue en el 2003, después del Golpe de Estado de Abril de 2002, un año antes del discurso decididamente antiimperialista en el Jardín Botánico que nos lo recuerda todos los miércoles el camarada Diosdado Cabello, es decir, en un momento de profundas transformaciones, cuando decreta la creación de una universidad que buscara acercar como nunca lo estuvo antes la formación profesional a las comunidades, a los pobres, al pueblo.
Y ese mandato se cumplió de tal manera que miles y miles llenaron de color y calor espacios que históricamente estuvieron reservados a élites o a sectores privilegiados según políticas acomodaticias de la burguesía, que considera que los estudios universitarios no son para todos y todas, sino para escogidos, y lo pensaban y lo piensan así porque de lo que se trata es de formar en las Universidades a los jóvenes para ocupar espacios de poder.
Y es eso lo que aún hoy no le perdonan a Chávez, a la revolución y a la universidad bolivariana, la posibilidad y capacidad comprobada y cierta de formar profesionales que ocupan espacios donde se toman decisiones, donde lo ideológico, lo político, pero también la creación y la innovación, pasan por el tamiz de la ética bolivariana, de la visión transversal que une lo académico y lo popular, que junta lo científico y los saberes en una amalgama hecha de corazón y razón, que sentipiensa, que va a las bases, a los humildes, para organizar y transformar.
Falta mucho por hacer, la verdad el camino apenas comienza y lo que hasta ahora hemos hecho se probará en la continuidad de un proyecto empeñado en buscar -desde la trinchera de la educación universitaria-, la construcción del socialismo.
Editorial del programa N° 81
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