Un america party para Venezuela, el sueño húmedo de élites esclarecidas

 


Viendo la avalancha de declaraciones de diversos voceros del gobierno de Estados Unidos, declarando al presidente Nicolás Maduro jefe de un narco Estado y principal traficante de drogas hacia ese país; sabiendo no solo que las acusaciones son tremendamente falsas, pero que eso les importa bien poco —porque falsas fueron también las acusaciones contra el Irak de Hussein y contra la Libia de Gadafi—; sabiendo lo que le sucedió a esos gobernantes y a sus países, y viendo el despliegue militar de EEUU en aguas del Caribe... viendo todo eso, y sabiendo lo que sabemos, no deja de llamarme poderosamente la atención que intelectuales de distinta factura y voceros de diverso pelaje tengan el tupé de tutear al presidente y, velada o no tan veladamente, amenazarlo con un llamado al diálogo y a la rectificación, que —en el contexto de las agresiones imperiales— no suena sino a «es mejor que cambies y declines», y prácticamente «entrega el poder por las buenas». Un poder que la oposición extremista no ha podido, y ni cerca está de obtener por vía electoral —eso lo sabe mejor el «testigo estrella», el exrector del CNE que no entró a la sala de totalización en su momento porque, supongo, le dio diarrea...— y que disputa o quiere arrebatar en medio de conspiraciones y preparación de ataques terroristas, por suerte develados, aunque no exactamente por suerte, sino porque la inteligencia y la contrainteligencia funcionan desmantelando atrocidades incluso a punto de ser cometidas.

(Por cierto, el aumento de la recompensa por la cabeza del presidente Nicolás Maduro sucedió horas después de una de estas acciones contra el terrorismo que, por lo visto, les ardió bastante).

En fin. En medio de todo esto, ciertos personajes están como muy animados, convocando a una suerte de america party, suerte de quinta columna esclarecida, asumiéndose y autonombrándose adalides del diálogo y, sobre todo, de los derechos humanos, del pensamiento plural y de la apertura. La cosa solo diera risa si no fuera peligrosísima.

La actitud de este particular grupo —con su alto community manager moderando el debate (alto es un decir, y el moderar aquí es explícitamente ambivalente)— tiene las características de un think tank salvador que no solo pregona una sociedad distinta, sino que arribará al país o saldrá de su escondite —pasada la razzia, persecución, encarcelamiento y, por qué no, muerte del funcionariato del régimen— para dirigir, con sus mentes ocupadas siempre en altos asuntos, los destinos del país.

Es curioso que este complot —pues sin duda lo es— en el que se engarzan y enzarzan en un concierto de voces y acciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, suceda después de sendos eventos electorales que despejaron, a favor de la revolución bolivariana, el paisaje político, dejando claro que la oposición extremista sigüis de los EEUU no tiene manera de acceder al poder por la vía electoral —aunque, la verdad, ni les interesa—, pero demostrando además que existe una capa servil -y algo envalentonada...- de actores, activistas y organizaciones que actúan de zapa y, más quisieran, de bisagra, vendiéndose al mejor postor como conglomerante entre la base chavista —que sobreviva, supongo, y reniegue—, la vasta inmensidad de la población de todos los colores que ansía la paz y trabaja por el país, y ese minúsculo sector que se revela extremadamente violento cuando ciertos elementos de neuroprogramación se activan para desatar oleadas de destrucción y muerte.

El sueño húmedo de esta entente del pensamiento superior es reinar sobre el caos, en las zonas verdes que el capitalismo depredador les cederá para que sus egos inflados rebosen.

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