La UBV cumple 16 años


Palabras pronunciadas en la celebración de los 16 años de la Universidad Bolivariana de Venezuela

Por 
José Javier León


Foto: Norman Prieto

La UBV tiene prácticamente los años de la revolución bolivariana. Nació en el 2003 pero viene de antes, de los sueños de libertad con los que recorrió Bolívar la América meridional, de la mano del espíritu rebelde de su maestro, Simón Rodríguez. La UBV es la imagen de un proyecto que intenta hacer posible una universidad del pueblo y para el pueblo, y en ese sentido, posee una originalidad y una fuerza distinta a la de las universidades conocidas en las que se han privilegiado históricamente el estatus y los conocimientos llamados universales pero que no son sino la cristalización de las ideas hegemónicas y dominantes, que consideran el conocimiento un bien privado, restringido y excluyente. La UBV, en tanto universidad bolivariana, hace honor al Libertador, por lo que debemos lograr que cada vez más ese honor sea verdaderamente honrado. Y por si no fuera poco y obligante el deber que le debemos a Simón Bolívar, debemos además rendirle honores a Chávez quien soñó para la UBV lo mejor, lo más grande.

La UBV ha estado llamada desde su nacimiento a subvertir el orden colonial del conocimiento universitario. Pero la UBV somos nosotros, es decir, el conjunto de cada uno de nosotros, y somos por tanto los llamados a hacerlo, por lo que esa subversión debe ocurrir antes aquí dentro, en nosotros y, en consecuencia, se hará no como mera proyección sino carne, músculo y nervio en la UBV. La Universidad Bolivariana de hoy es lo que hemos aprendido en ese proceso de subversión, y se parece a lo que hemos creído y crecido. En otras palabras, nosotros somos la UBV hoy y de hoy. Y en nuestra transformación y renacimiento está la UBV de mañana.

Yo he venido pensando que los problemas son directamente proporcionales al avance de la revolución bolivariana, es decir, los ataques a los que hemos sido sometidos, de afuera y de adentro, tienen una violencia que se corresponde con la resistencia de las fuerzas revolucionarias. Buscan destruir con alevosía lo mucho que hemos avanzado. Casi he llegado a pensar que son propios de la revolución los muchos y acumulados problemas, porque no hay manera de transformar de raíz sino trastornando el sentido acostumbrado de las cosas. En 1823 Bolívar llegó a exclamar “la época de la patria ha sido la época del crimen y del saqueo”. Hoy tenemos patria y como ayer, mil demonios se han desatado contra ella. Necesitamos una mente esclarecida, un mirar visionario, temple y firmeza en lo que emprendamos, para poder avanzar sobre los escombros de la Venezuela rentista y parasitaria que nos jalona y que nos dice que esa y no otra es Venezuela. No. Son los estertores de la muerte de lo viejo lo que estamos viviendo, es lo que no se resiste a dejar de ser lo que en muchos casos nos rodea para inocularnos desesperación y desesperanza. Compañeros, la vida nace de y en lo que se pudre, lo viejo es abono. Por eso no veo mayor problema en los problemas, sino la evidencia de que estamos haciendo y avanzando en la dirección contraria a las fuerzas de la muerte, que son las de la cultura del capital. Es evidente que deben haber contradicciones y que no siempre compartamos criterios porque lo que está en construcción está en movimiento y el movimiento es cambio y el cambio tiene mucho de desconocido. En otras palabras, donde no hay problemas no hay transformación. Y si los problemas arrecian, es porque arrecian las contradicciones. Debería ser evidente que la importancia de Venezuela en el mundo, su papel estelar en la geopolítica, venga acompañado de una crisis del tamaño de los intereses que están en juego y que pueden dar pie a una conflagración mundial. No es poco entonces lo que está en juego.

 
Momentos de la gala cultural
Fotos: Norman Prieto
La guerra que estamos padeciendo es híbrida y multifactorial, ya se ha dicho, y parte de esa guerra trajo desmantelamiento de nuestra infraestructura en comunicación, alimentación, salud, educación, ámbitos en los que avanzamos en una década vertiginosamente. El ataque a la UBV es similar al sufrido en otras sedes universitarias y a muchas y diversas instituciones estatales y públicas. No es ni de cerca un caso aislado. Lo mismo la disminución de la matrícula. Pero proporcional a los ataques ha sido la respuesta revolucionaria. ¿O no fue poco ganar las alcaldías y gobernaciones como las ganamos? ¿No fue sorprendente y no quedó el mundo abismado al ver cómo vencimos la violencia de la guarimba con la Constituyente? ¿No fue un golpe maestro de la política la contundente victoria en la elección presidencial que prácticamente acabó con la oposición, hasta el punto de no dejarle a los EEUU otra alternativa que quitarse la careta e inventarse -de la nada- un presidente de alfeñique? Todos esos triunfos se convirtieron y son hoy garantía de paz, una paz que hay que cuidar y proteger contra todas las provocaciones y contra la fábrica desatada de mentiras, contra todos los sabotajes y actos terroristas. Una paz también, relativa y problemática, asaltada y vulnerada por la guerra económica llevada adelante por factores internos y externos que ya todos conocemos bastante bien. Pero, en ese marco de desestabilización generalizada ocurren en nuestra realidad muy particular acciones de la más alta importancia estratégica: el renacimiento de una ciudad que estaba tirada al abandono, calles destruidas, montañas de basura, desmantelada la infraestructura vial y de luminarias, los servicios públicos todos al borde del colapso, hospitales y escuelas en ruinas, en fin, la destrucción sistemática de la ciudad para provocar la sensación y la condición de inviabilidad que se tradujo entre otros factores en una huida de profesionales y jóvenes. Pero entre las acciones y respuestas a lo planteado por la derecha fascista y retrógrada, hay una para mi fundamental, la toma por las fuerzas bolivarianas del Centro de la Ciudad. Yo creo que debe estar claro que ese Centro no es sólo geográfico sino sobre todo simbólico y que de allí la gestión de la gobernación y en especial de la alcaldía han de irradiar a toda la ciudad y a todo el Estado. Controlar la capital y su centro es el paso previo al control territorial de lo simbólico. De modo que debemos inscribir el nacimiento del Corredor Universitario Hugo Chávez en la retoma histórica, geográfica, cultural de Maracaibo en alianza estratégica con el sur y todas las coordenadas este y oeste de la ciudad y municipios vecinos. Debemos recordar y enfatizar que la revolución bolivariana tiene en lo territorial un anclaje fundamental. Así que para emprender cualquier proyecto productivo, es requisito primordial el conocimiento y el control del territorio. Eso lo comprendió y asumió la UBV como parte orgánica y estructural de su ontología y praxis.

De más está decir que soy uno de ustedes y que he padecido los problemas, y en lo posible contribuido a la construcción de la UBV en nuestra sede, cuando nacimos allá en la Rinconada y ahora, en este momento coyuntural, complejo y difícil. Con respecto a la sede en La Rinconada he pensado una frase que creo contundente y casi lapidaria: lo tuvimos todo y no supimos qué hacer. Veo en esta síntesis contradictoria un reflejo de la revolución bolivariana pero también una evidencia de la capacidad de soñar, de ir por sobre la realidad a paso de gigante, del Comandante Chávez, cuando pensó -utópico y telúrico- que podíamos desarrollar un Núcleo de Desarrollo Endógeno siendo que todos los llamados a ejecutar ese sueño veníamos de universidades enclaustradas, coloniales, rezagadas, aunque también de diversas luchas revolucionarias que debían en la UBV juntarse y caminar juntas -sin haberlo hecho en un proyecto similar jamás-. Fue sin duda con la revolución liderada por Chávez y a través de los años poco a poco y no de la noche a la mañana como si fuera una revelación de iluminados que nos fue naciendo la urgencia de construir conocimientos arraigados en la diversidad cultural y productiva, un concepto de economía raigal diametralmente opuesto al rentista petrolero propio de lo que fuimos durante todo el siglo XX, una colonia norteamericana. No teníamos para darle forma al sueño del Comandante sino las armas melladas del conocimiento libresco y especulativo. No podíamos en verdad, hacer más. Sin embargo, desde muy temprano, imbuidos por el impulso de Chávez, comenzamos a desaprender, a mirarnos por dentro, a reconocernos en dinámicas inéditas, a aprender haciendo. Y eso es lo que hemos hecho en estos 16 años. Aprender, equivocarnos y aprender. Sin los errores es imposible el conocimiento y la sabiduría. ¿Podíamos saber -como lo sabemos hoy- que necesitábamos producir nuestros alimentos, por allá en el 2004? ¿Era posible hacerlo viviendo en la burbuja de los petrodólares? Sólo Chávez y su experiencia campesina lo sabía y nos mandaba a construir lo que hoy sí sabemos nos pueden salvar: los gallineros verticales. Por esa razón, no somos los mismos, mucha agua ha corrido bajo el puente y hoy estamos en mejores condiciones para afrontar esta y todas las crisis que vengan, porque tenemos una experiencia que debemos saber valorar y dimensionar. Sabemos que sólo unidos podemos vencer, que el conocimiento tenemos que arraigarlo en prácticas y saberes tradicionales, que debemos explorar las vetas productivas de nuestros PNF y PFG, hasta dar con una fórmula inédita en las universidades venezolanas: la unión estratégica de conocimiento y tecnología, comunidades y territorios. En la intersección de todas esas claves está la UBV.

Por eso me parece tan providencial que en medio de la crisis, hablemos de renacimiento, de un nuevo nacimiento. Pongamos pues al servicio de ese alto sueño todo lo que sabemos. Toda la unión y toda la sabiduría acrecentada por la resistencia, por los muchos dolores pero sobre todo por la alegría de sabernos juntos construyendo la patria de todos y todas.

Compañeros, como ya lo saben estoy asumiendo una dirección que sólo tendrá éxito si es colectiva. Tengo en mis manos las sistematizaciones de todos nuestros aportes en sucesivas jornadas de discusión y construcción universitaria. Estamos hoy en plena revisión curricular. Asumamos todos esos procesos con optimismo y con la mirada puesta en el más alto de los objetivos: la transformación de la realidad. Como lo decía de alguna manera Chávez en el 2011:

Las instituciones de educación universitaria deben desarrollar componentes socioproductivos apoyados en las capacidades científico-técnicas e innovadoras para impulsar la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista, que permita el desarrollo del protagonismo socioproductivo del estudiantado y del Poder Popular, aunado al potencial productivo y científico- tecnológico local, regional y nacional,

Las instituciones de educación universitaria deben priorizar el interés del trabajo liberador por encima del interés por el capital, favoreciendo la elaboración de estrategias que apoyen la vinculación universidad-producción-innovación, a través de la organización, creación y generación de conocimientos y la formación y educación del estudiantado del pueblo, para que asuman el control directo de los procesos de producción, distribución y comercialización de bienes y servicios imprescindibles para satisfacer sus necesidades y contribuyan a la construcción del modelo productivo socialista, a través del vínculo conocimiento-producción,

Las instituciones de educación universitaria deben contribuir al desarrollo del protagonismo socioproductivo y del potencial creativo para acompañar el desarrollo humano integral del Poder Popular, en la construcción de una nueva sociedad democrática, basada en la ética del trabajo y en la participación activa y protagónica del pueblo trabajador en los procesos de transformación social, a través de sus proyectos de vida colectiva entrelazados con los planes de desarrollo local, regional y nacional,

La transformación universitaria pasa por el estímulo y apoyo al desarrollo del protagonismo socioproductivo de las y los estudiantes, de modo progresivo y diferencial, así como de la multiplicación del número de proyectos productivos universitarios, que contribuyan a innovar con fuentes de trabajo y a generar nuevas oportunidades de inserción socio-productiva, con el fin de promover condiciones para la producción autónoma de base científico-técnica independiente, como vía de fortalecimiento de la soberanía nacional.

He citado ampliamente algunos considerandos de la RESOLUCIÓN Nº 1282 del 27 de julio de 2011. Está plenamente vigente en su espíritu transformador. Hago propias esas palabras y las invoco para que juntos y juntas, las hagamos realidad.

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