Conversación con César Chirinos
“Tomo de Maracaibo lo que es y lo que tiene “ser”,
y lo que tiene ser es el Caribe”
C. CH.
Escritor de novelas, cuentos, poemas y obras de teatro, César Chirinos (Coro, 1935) recibió el martes 18 de octubre un doctorado conferido por la Universidad del Zulia. Su obra, una de las más arriesgadas y originales que se pueda conocer en el país, está llamada a ocupar el espacio que se merece, siempre que el centralismo desvíe su único ojo y se permita políticas editoriales y de difusión, reales y de cara a todo el país. El mismo día recibió Lydda Franco Farías, post-morten, igual reconocimiento.
Otra manera de ver la escritura
“Desde la infancia y la juventud –nos cuenta César- quería ser escritor, incluso yo quería ser escritor sin saber totalmente leer. Me importaba la escritura, veía con mucha atención y curiosidad la cosa escrita, y me dediqué a soñar en ser escritor. Entonces entro al puerto a trabajar de oficinista, desde muy temprana edad, a los 16, 17, 18 años de edad. Y aquí es donde yo hago el descubrimiento del sentido común, de la diferencia entre la palabra culta y la palabra real, la cultura real y la cultura letrada, o la ciudad letrada y la ciudad real, y la diferencia es muy grande, porque en el puerto yo me encuentro con la magia de las mezclas telúricas, las mezclas del habla, de la imagen, de las razas, de las costumbres, y eso despierta en mí otra manera de ver la escritura.”
Dos tipos pusieron mi vida patas arriba
“Yo en el puerto me hago amigo de demiurgos aventureros, porque no es gente común la que está en el puerto, son puras mezclas, extranjeros de todos los lugares y de todas clases, y me hago amigo de un tipo de Bobures, un señor de 35 años (yo tenía 17), que era paremiólogo, estudiaba los refranes en el Caribe y los enviaba para Aruba para una publicación, y cuando me encuentro con él me pone patas arriba todo. Tengo 17 años y ninguna experiencia de la literatura. Él, aparte de paremiólogo escribía y dominaba varios idiomas, hasta el patois y todas las jergas, además escribía poesía macarrónica, escribía latín caricaturesco. Yo me reía mucho de lo que él recitaba, pero no entendía su poesía, como a veces no me entienden a mí, se ríen pero no entienden. Eso a mí me atraía mucho porque, primera vez que me encontraba con un maestro tan de cerca. Lo consideraba un maestro a pesar de que era un tipo pícaro, de la picaresca caribe. Y a ese amigo se agregó otro tipo de igual calaña pero más pícaro, pícaro con el jarabe de pico, con la lengua. Era tatuador, tatuaba músculos, era de Filipinas, fugado de la Isla del Diablo, expresidiario. Dos tipos que pusieron mi vida patas arriba.”
Me gustaban las crónicas de Maracaibo
“Cuando entro al puerto ya tenía garrapateados algunos papeles, pero no se los había entregado a nadie por temor, me daba pena, tenía prejuicios e inhibiciones con eso, sin embargo se los entregué a ese paremiólogo, y vale más que no se los hubiera entregado. Yo escribía crónicas, me gustaban las crónicas de Maracaibo, poesía. Pero por supuesto, eran los primeros pasos, eran cosas superficiales, yo reconocía eso pero era lo que podía escribir, entonces él me evitaba cuando yo le pedía que me diera una respuesta sobre mis papeles.
“Apocalipsis”
“En ese tiempo, 1952, llega de Chile a Maracaibo Hesnor Rivera, y viene con el cargamento del surrealismo, con Huidobro a la cabeza y Neruda y Rosamel del Valle. Él y sus amigos tomaban en el bar Piel Roja, donde nosotros también tomábamos. Hesnor venía emocionado a cortar rabo y orejas. Venía con la idea de negar el grupo “Cauce”, que existía aquí como vanguardia, y que era el grupo de Udón Pérez. El líder que tenía era José Santos Chocano, poeta hispanoamericano del modernismo a quien el poeta Hesnor Rivera negaba de plano. Entonces a Hesnor lo invitan a que de un recital en el Club Alianza para que muestre sus proyectos y trae un poema inédito que contiene el nombre que sería después el del grupo “Apocalipsis”, pero se burlan de él. Las vanguardias cuando se presentan por primera vez nadie las entiende, y muchas veces no se entienden nunca. No entendieron lo que él recitó y para burlarse más, los del otro grupo le recitaron “El Brindis del Bohemio” y “La Leyenda del Horcón”. El tipo reculó y se refugió en el bar Piel Roja y ahí pues, nació el grupo “Apocalipsis”. Pero hubo un día en que le insistí al paremiólogo que me dijera lo que opinaba sobre lo que le había entregado. Ese día, Hesnor Rivera estaba hablando de la palabra “vanguardia” y la repetía muchas veces, y también repetía la palabra “concepto”, a sus discípulos. Entonces el paremiólogo me dice:”oye lo que está diciendo el poeta, tienes que oírlo porque eso será tu guía en el futuro”. Yo no entendía, él me lo daba como respuesta, pero yo le decía: “no entiendo; entiendo lo que quiere decir vanguardia y concepto, pero no entiendo porqué me lo está usted aplicando a lo que yo le di”. “Bueno –me dijo- tienes que adivinar, si no entiendes tienes que adivinar.”
Adelantado a su propio tiempo
“El paremiólgo también me dijo: “los papeles que me entregaste tienes que romperlos, eso no sirve”. “¿Y por qué no sirven?”. “Porque ya nosotros dos (se refería al otro tipo, al tatuador) te conocemos, y tu persona no está en lo que estás escribiendo y por lo tanto eso no sirve”. Ahí me cayó un balde de agua fría y empecé a pensar en no seguir escribiendo. Entonces viene uno de los discípulos y le pregunta a Hesnor Rivera, qué es lo que quiere decir vanguardia, entonces él le explicó y le dijo que es aquello que se adelantaba a su propio tiempo. Luego otro de los discípulos que no entendía volvió a hacer otra pregunta y volvió Hesnor a explicar lo que era el concepto, y dijo que en la Edad Media, según la doctrina Escolástica, el concepto tenía una realidad distinta de la palabra que lo expresaba y esa realidad sólo estaba en el espíritu. Entonces el paremiólogo me dice, “¿entendiste eso?” Nada, ni papa. Quedé bolúo, sin respuesta y decidido a no seguir escribiendo.”
El arte por el arte no es arte
“El paremiólogo me explicó que eso que se hace cuando uno no mete su persona en lo que escribe se refiere a una corriente que se llama el arte por el arte. Me duró mucho tiempo sacudirme el fantasma de una escritura del arte por el arte. Todavía pienso en eso, pero ahora creo que mi persona sí está en lo que escribo.”
La palabra del puerto
“Yo no podía dejar de lado la palabra híbrida de las mezclas del puerto, puesto que esa era la palabra que yo andaba buscando. A mí no me interesaba la palabra ortodoxa, la palabra de ABC, me interesaba esa palabra más otras que casi no se usan en la literatura, por lo menos aquí en Venezuela. Y comienzo a observar lo que Maracaibo es o tiene de “ser”, es decir, no todo Maracaibo sino su esencia Caribe y a eso yo le aplico las cuatro partes de la palabra: la palabra del conocimiento racional, la palabra de la imaginación, la innata y la palabra de lo adventicio, es decir, la que llega por sorpresa, que es la que más me fascina. Tomo de Maracaibo lo que es y lo que tiene “ser”, y lo que tiene ser es el Caribe. Lo otro para mí no tiene importancia.”
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