La UBV y la Formación Avanzada



Experiencia en el Diplomado en Gestión Publica para el Poder Popular, dicatdo por el CIEA (Centro de Investigación y Educación Avanzada), de la UBV Sede Zulia

La profundidad de un proceso de formación puede considerarse a partir de las posibilidades que genere de continuidad, de trascendencia. Nada que pertenezca a la vida logra zafarse de las redes del tiempo, y sería un error separar la formación avanzada universitaria, de la vida, de la realidad. Sabemos que ocurre, no obstante. El llamado “capitalismo académico” es una realidad en las universidades latinoamericanas, aunque su existencia se deba a una obsecuente irrealidad que deslegitima la educación y en este caso la formación universitaria, y la torna éticamente cuestionable.

El concepto de capitalismo académico permite describir las transformaciones que se producen en las universidades cuando son convertidas en empresas lucrativas o en busca de beneficios económicos o como parte de empresas lucrativas.

Además, permite también interpretar la transformación de sus servicios en mercancías, y el predominio creciente de aquellas actividades que sirven para ganar mercados y para resolver los problemas propios resolviendo los del mercado (Urdaneta M., 2004)

Consideramos aquí que la realidad va más allá de los títulos, que éstos son marcas que hacen visibles estadios del proceso, pero que de ninguna manera son signos de estatus, de posicionamiento o de clase. Esto que parece obvio no lo es tal, pues sabemos la insólita gravedad que adquieren los títulos universitarios cuando devienen una suerte de títulos nobiliarios, apelando a una especie de heráldica con reminiscencias medievales.

Valga el comentario porque la Universidad Bolivariana de Venezuela está dispuesta a universalizar la educación universitaria, redundancia que debía verificarse en la realidad pero que un modelo cultural y hasta civilizatorio desmiente, logrando perversamente que lo universal sea elitesco, exclusivo, de unos pocos. De modo que universalizar la educación superior viene a constituirse en una vuelta al origen extraviado de estos términos, a su naturaleza propia, a lo que significan, puesto que lo que ha existido, desde siempre, es la exclusión, la elevación a norma de una elite ilustrada en el poder.

Para lograr la universalización se precisa replantear lo que implica la educación universitaria, puesto que una tradición mal avenida creó un espacio, exactamente un Topus Uranios, abstracto, alejado de la realidad, académico en un sentido casi peyorativo. La educación que necesitamos y en la que pensamos no está alejada ni es extraña a la realidad, al contrario se ocupa de sus asuntos. No participamos por cierto, valga la precisión terminológica, de la noción de realidad que manejó el siglo XX formulada por la semiótica de Pierce o la hermenéutica de Heidegger cuando afirman que no existe la realidad antes de la interperetación, con la cual se obtiene que el saber no sea la aprehensión de la esencia de las cosas. Muy al contrario, creemos que existe una realidad que amerita de nuestro esfuerzo, laborioso, intrincado, difícil de desentrañamiento. Este irnos a la realidad, este retorno luego de una peligrosa excursión por los abismos de la interpretación (mientras el capitalismo engulle nuestros recursos –sin aparecer en los medios de comunicación y por ende sin poder “interpretar el hecho”-), trae de suyo una reconsideración de lo epistemológico, puesto que el conocimiento y el conocer se complejizan al contacto de la realidad. En este sentido,

Lo latinoamericano es llamado a representarse o a dejarse representar según las coordenadas prefijadas de una economía del sentido que es dictada por el aparato codificador del latinoamericanismo de Estados Unidos, el cual, entre otros efectos, suele trazar una cierta línea de división y jerarquía entre teoría y práctica: razón y materia, conocimiento y realidad, discurso y experiencia, mediaciones e inmediatez. La primera serie de esta cadena de oposiciones (razón, conocimiento, teoría, discurso) designa el poder intelectual de abstracción y conceptualización que define la superioridad del Centro, mientras que la segunda serie (materia, realidad, práctica, experiencia) remite en América Latina a la espontaneidad de la vivencia, al naturalismo del ser, a la empiria del dato.

La epistemología crítica buscaría,

…entre otros efectos, revertir esa economía del sentido operando formas de descentramiento epistémico que permitan a la singularidad y diferencialidad latinoamericanas manifestarse teóricamente, con toda la fuerza heterogeneizante y desorganizadora de un contra-sistema que impida la clausura de su diferencia en una representación fija y controlada (Nelly Richard, Ver)

Además, cuando pensamos el conocimiento en términos de acumulación, densificación y concentración, también pensamos que existe en un lugar –la universidad, por ejemplo, pero también el libro- que lo dispensa, pero que también lo guarda y protege celosamente. Si pensamos, al contrario, que el conocimiento es relación, si lo creemos dependiente y necesitado del diálogo, del encuentro, de la diferencia, de la pluralidad y la diversidad, si lo vemos desconcentrado y en fin, democratizado, entonces la universidad deja de ser un espacio diseñado por y para la exclusión, de elites, y en cambio se convierte en un espacio para el encuentro y el diálogo de saberes. Finalmente, si recordamos estas palabras del viejo maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa (2005), tal vez nos demos cuenta de que democracia y libertad son un viejo anhelo:

Pero una idea se abre paso por entre la cerrada maraña de intereses y sirve de centro a todas las especulaciones que absorben la actividad política y social en el mundo entero. Esta idea es la de que las fuentes de la economía deben estar regidas por normas que las pongan al servicio de las grandes mayorías y no bajo el control de castas o de élites, que tienen en el privilegio su base de sustentación.

A propósito leamos un fragmento de los “Lineamientos generales para una educación intra e intercultural desde la sabiduría de los Pueblos Originarios de Bolivia y Latino América” recogidos en el libro Educación intra e intercultural (2006), citado para demostrar que el debate corresponde a un movimiento de liberación que nos integra y hermana, contraviniendo los planes de desintegración fraguados desde el siglo XIX por las oligarquías que traicionaron la Independencia, el pensamiento liberador de Bolívar, de Simón Rodríguez, de Martí:

“En la cultura del aprendizaje, lo primero que debe hacerse es también pasar de una información del conocimiento a una construcción del conocimiento, como se propone en toda la gestión educativa. A esto se vincula muy estrechamente la investigación como medio para la construcción del conocimiento. En el marco de la cultura del aprendizaje se debe innovar además lo siguiente: Identidad cultural social, conocimiento crítico del entorno, proyecto de vida y aprender con sensibilidad social” (225).

Desde esta perspectiva dinámica y real es que debemos mirar un proceso iniciado recientemente por la UBV-Sede Zulia, desde el CIEA (Centro de Investigación y Estudios Avanzados), del cual quiere dar cuenta esta ponencia.

En efecto, en el marco de la democratización de los conocimientos, y acaso en el período de agitación social y política más neurálgica vivida en el país, nace la Universidad Bolivariana de Venezuela, desde la más honda necesidad de comenzar a transformar desde lo axiológico, y desde lo epistemológico las maneras de construir conocimientos. Recientemente, la UBV inició un acercamiento académico con instituciones encargadas de las políticas públicas, en las cuales se verifica un profundo cuestionamiento de su ser y hacer toda vez que la planificación y ejecución de las mismas pasan hoy por hoy, en un proceso inédito en nuestro país, por la participación y el protagonismo de las comunidades organizadas.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela sustenta una Política de Estado destinada a orientar y consolidar el proceso de transformación de los diferentes sectores involucrados en el desarrollo económico y social de la nación. Para ello es necesario generar alianzas estratégicas con los diferentes actores de la sociedad a través de una cultura de participación, una visión compartida y la formación de un ciudadano y una ciudadana que con su acción constituyan las bases de una nueva sociedad multiétnica y pluricultural en el espíritu de la interculturalidad (Ministerio de Educación y Deportes, 2005).

El diálogo entre las instituciones del Estado representativo, en tránsito al participativo y protagónico y las comunidades empoderadas, es intenso y en su seno se observan los acusados caracteres del debate político de la actualidad. La UBV está llamada en la actualidad a participar en el esclarecimiento, dilucidación, comprensión de este intenso momento histórico, construyendo programas y estrategias que acerquen la reflexión epistémica y heurística a los problemas que surgen de la transformación, de la revolución.
Una perspectiva epistemológica que no contemple la relación crítica entre la historia y el presente, que desestime la actualidad por el prestigio de un conocimiento adocenado, no podrá adecuarse al momento y por demás, negará la idea misma de conocimiento, otorgándole al “conocer” una pasividad heredada del enciclopedismo dieciochesco. En nuestro país, en los momentos en que esta ponencia se escribe, son los estudiantes de las universidades (públicas o privadas) bajo el control de los intereses del capital, los que han salido a la calle para ponerle un rostro social a la oposición de los medios de comunicación, una vez que fueron desbancados de esta función los partidos políticos, hoy sin agenda social y desenmascarados sus intereses trasnacionales. Como afirma Luis Alberto Quevedo, “Vivimos una época de disolución de las grandes instituciones que dieron forma a nuestras sociedades y que crearon los grandes sistemas de prestación de identidades en la modernidad. Paralelamente, vemos nacer nuevos sistemas de control y disciplinamiento, estos nos recuerdan que el poder nunca es un lugar vacío” (Susz, 2005: 367).

Este momento de crisis no puede estar ajeno de nuestro balance. La pugnacidad nos revela que el cambio de época al que asistimos nos conmina a dimensionar nuestras formas de ser, hacer y convivir, de tal manera que debemos vivir al pulso y al ritmo (en función claro está de un tiempo propio y no ilusoriamente acelerado por la multiplicación exacerbada de lo mismo) de la dinámica social, política, cultural, de nuestro país, de América Latina y el mundo.
Sólo desde una perspectiva –valga insistir- integradora, abierta a estos procesos, es dable considerar la pertinencia de la políticas públicas, toda vez que estas respondían a una visión de los Estados dependientes de las economías y políticas del Norte industrializado. Nuestros gobiernos administraban el país de tal manera de garantizar el libre flujo del capital trasnacional. Las políticas públicas estaban pues, atravesadas por la necesidad de mantener a la población tranquila –es lo que se conoce en la jerga como “gobernabilidad”- para garantizar la eficiencia y eficacia del pillaje. Los modelos de Estado, desde el Estado Nación, el de Bienestar, hasta el Global del neoliberalismo, incidieron en las políticas públicas configurando modos de ser y hacer que por mucho tiempo y aún hoy siguen actuando.
Para el Estado nacional las políticas públicas estaban de alguna manera ya dadas, puesto que debían responder a los patrones de seguimiento de las políticas del FMI, del Banco Mundial o de la OMC. En este sentido, el marco de acción no era sólo limitado sino inestimable desde el punto de vista de la atención a las necesidades de la población. De ahí el creciente desapego de la población a sus gobiernos y en otros términos a la política, entendida como actividad ajena a sus intereses y a sus necesidades.
Ese modelo de gestión generó acciones diversas de rechazo, unas tan contundentes que demolieron el llamado sistema democrático, generando un momento histórico definido por la pugna entre las formas viejas de hacer política (y de insertarse en la economía mundial) y otras, emergentes, en construcción, caracterizadas por la participación y el protagonismo del pueblo.
Este nuevo escenario nos exige una redefinición de la gestión de políticas públicas, toda vez que las mismas dependen de la participación organizada de la población, para lo cual en estos momentos en que se escribe la ponencia, en nuestro país se lleva a cabo una Reforma en la cual los Consejos Comunales adquieren rango constitucional. En tal sentido, y considerando que el propio territorio nacional está siendo reordenado en función de una nueva geometría del poder, estamos ante la necesaria reformulación de la noción de Estado, distinta y en otra dirección a la que previeron los analistas postmodernos y neoliberales cuando hablaban de la desaparición del Estado Nación, pues se trata del nacimiento de un Estado que hace frente soberanamente a la Globalización neoliberal, que asume el bienestar, la felicidad de su pueblo, pero no desde políticas paliativas y populistas, sino desde la autodeterminación del país todo, del pueblo, de sus comunidades, en su propio desarrollo, endógeno y sustentable. Un Estado entonces que no se reconoce como “núcleo articulador, ordenador… suerte de centro denso donde se hallan cifradas todas las promesas de seguridad ontológica… encarnación de la razón histórica, dispensador de los dones generados por la ciencia y por la técnica” (Susz, 367), sino uno en que lo social escapa a su control y se reconstituye (al volver a su constitución originaria multiétnica y pluricultural, a la refundación de la Patria) desde la organización, desde la participación y el protagonismo del pueblo, ciudadano pleno, politizado, sujeto político, no objeto de políticas.

Se vislumbra con esta descripción apretada la importancia estratégica de dirigir la formación avanzada al diseño de espacios de encuentro, diálogo y construcción de conocimientos en torno a las políticas públicas con la participación y el protagonismo del pueblo organizado. Asume la UBV una epistemología crítica,
intérprete de la realidad social sin apelar sólo a procedimientos deductivos sino de praxis y transformación… El científico social Hugo Zemelman propone la construcción de teorías articulando estructuras, subjetividades y acciones a partir de la participación activa del sujeto, no como actor del supuesto saber preconcebido, sino desde la constante construcción y reconstrucción de la realidad en movimiento (Mulino, 2006: 85).

La UBV aparece entonces como un espacio dinamizador de ideas, pero también catalizador de los discursos políticos, económicos, sociales, en fin, culturales, de la República Bolivariana de Venezuela.
Es poco probable comprender lo que acontece en nuestro país desde ópticas académicas que manejen criterios como el de gobernabilidad/ingobernabilidad, o que sitúen a los medios de comunicación como cuarto poder, o que refieren como si se tratara de una realidad y no de una entelequia la desaparición necesaria del Estado nación sustituido por el Mercado. Estos tres citados cuerpos de categorías para el análisis, que despuntan en innumerables análisis de lo latinoamericano no tienen asidero alguno (salvo, claro está, en las Universidades que hoy se aferran con una violencia inusitada a los principios noéticos del capital) en nuestro país, porque estamos redefiniendo el concepto de democracia heredado del liberalismo, estamos construyendo una comunicación popular si se quiere postmasmediática (relacionante e intersubjetiva, que organiza y educa), y finalmente estamos contribuyendo a un debate internacional sobre el Socialismo del Siglo XXI, que fortalece al Gobierno y al Estado (soberano y legítimo, a despecho de Fukuyama), como entidades dialogantes en un escenario internacional que necesita para la paz, equidad, equilibrio, respeto. No una organización de naciones que cierra los ojos ante la inmoral planificación de guerras por parte del imperio norteamericano, propulsor de una política internacional de la muerte dirigida por el Pentágono, sino una comunidad internacional que sabe que el planeta está en riesgo y que se requiere un viraje decisivo en dirección a la vida. Justamente, cuando se escribe esta ponencia sólo 4 países (EEUU, Israel, Palau, Islas Marshall y la abstención de Micronesia) en una nueva votación histórica 184 contra 4 rechazaron el bloqueo económico a Cuba, en un acto que demuestra la contundente necesidad de una comunidad internacional que no dependa de la farsa diplomática sino de la cooperación y la solidaridad.

La Universidad que llamamos tradicional surtía de profesionales para un mundo más o menos estático, descomplejizado, y extremadamente especializado. La UBV se sabe inserta y participante en un escenario de cambios, asume la complejidad y participa constructivamente de la crisis de los paradigmas y de las ciencias sociales. Sus momentos formativos dependen pues de estos tres elementos, lo que torna cambiante, complejo y des/constructivo el tradicionalmente estático, fijo, en/cerrado “salón de clases”. Por cierto, asumimos la complejidad como la entiende en un momento Carlos Delgado (2002) cuando asume que la complejidad, como cosmovisión,

está aludiendo al hecho de que ha quedado configurado un período de parteaguas en las formas de conocer. Entre un ideal de simplicidad como instrumental legítimo y deseable para conocer el universo y de apropiación-transformación de este, que lo considera como algo acabado, ya hecho, que el sujeto debe descubrir y explicar, y otro ideal, el de la complejidad, que no reduce el universo, que acepta el reto de la multiplicidad, la diversidad, lo relacional de este y su carácter inacabado, en construcción y, por ello, de indeterminado y también construible (Espina P., 2003)

Hemos observado en el proceso de sistematización de nuestra reciente experiencia, que la evaluación no es un corte en el continuo espacio temporal que supone egreso y ascenso. En vez de una evaluación –individual- que conlleva los criterios de peso y medida de la ilustración y de la economía liberal, pensamos en una valoración colectiva, socializadora y edificante. Esto nos llevó a considerar que el Diplomado de Gestión Pública para la construcción del Poder Popular se constituye en dos momentos: uno, el localizado en el tiempo-espacio de la cohorte, otro, que trasciende este momento para convertirse en Comunidad de Aprendizaje, en continuo y renovado espacio/tiempo de encuentros, diálogo e interacción. Esta unidad a la que se agregarían nuevos y diversificados grupos habrá de tejer una novedosa red de intereses de educación y crecimiento colectivos, que redundará en enlaces, articulaciones, relaciones, que colocan a la UBV en un cruce dinámico de experiencias exigentes de sistematización, que irán reconceptualizando y reconfigurando el escenario académico, la comunidad científica y tecnológica, la idea misma de Universidad, heredada como sabemos de una tradición muy distinta y diríamos que antípoda.

La UBV deja de ser así un escenario para el acrecentamiento del “capital curricular”, escenario de prestigios y por esa misma vía, de consolidación de una elite ilustrada encargada de apuntalar los principios y valores de la clase dominante, para convertirse en un espacio de intercambio, diálogo y construcción de saberes, que la Venezuela bolivariana requiere para ser y reconocerse en la pluralidad, la equidad, la diversidad.

Bibliografía

1. Urdaneta M, Cairoly C. “Neoliberalismo, Universidad y Proyecto UBV”. En: Revista Venezolana de Ciencias Sociales, julio-diciembre, año/vol 8, número 002. Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt – UNERMB- Cabimas, Venezuela. pp 334-344
2. Delgado B. Freddy y Juan Carlos Mariscal (2006) Educación intra e intercultural. Alternativas a la Reforma Educativa Neocolonizadora. AGRUCO-COMPAS, PLURAL Editores: La Paz, Bolivia
3. Espina P. Mayra. (2003) “Complejidad y pensamiento social”. En: Transdisciplinariedad y Complejidad en el Análisis Social (VERSIÓN PRELIMINAR). Gestión de las Transformaciones Sociales (MOST) Documento de Debate. UNESCO
4. Ministerio de Educación y Deportes (2005) Proyecto educativo integral comunitario: una gestión que se construye en conjunto. Caracas, Venezuela.
5. Susz, Pedro (2005) La diversidad asediada. Escritos sobre culturas y mundialización. Plural: La Paz, Bolivia
6. Prieto F., Luis B. (2005) De una educación de castas a una educación de masas. IESALC-UNESCO / Fondo Editorial IPASME. Caracas

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