Como si hundiese el rostro en el pozo que lleva a nuestras reminiscencias a percibir el futuro, no hay que ser un profeta barbudo para vislumbrar el destino más feroz para este pueblo, pueblo que en catorce años recibió la enseñanza y las herramientas para intentar con la pasión y la sabiduría que desbordaba el comandante Hugo Chávez, crear las bases para una revolución, pero que, en diciembre de 2015 se negó, (vale decir, que es esa parte del pueblo venezolano sin conciencia revolucionaria, que se niega a ser libre, que es profundamente intolerante y no es para nada sabio y paciente) a seguir viviendo en libertad y sin represiones, sabiendo que una sociedad ideal socialista no es represiva, cosa que se dejó ver a simple vista en estos años donde bandas criminales al servicio de las grandes oligarquías de siempre, disfrazadas de líderes políticos incendiaron las calles, asesinaron policías y funcionarios del ejército.
La prensa documental posee registros suficientes para dejar al descubierto que fue una estrategia de la oposición venezolana para derrocar a la revolución que se ha mantenido en estos catorce años, debemos puntualizar por la voluntad del pueblo, que ha elegido a la revolución como opción en múltiples procesos electorales.
Haciendo una cola en un mercado veo como cuatro de diez personas escupen de improperios a las autoridades que acompañan para su resguardo a los usuarios, pareciera que la libertad ganada en Venezuela se convirtió en libertinaje y que un grupo de personas no entendieron el mensaje de hermandad, de solidaridad, de igualdad que profesaba a diario nuestro presidente. Grupos delincuenciales han venido promoviendo en estos años distintas triquiñuelas donde se han usado, en gran parte, los beneficios que la revolución instauró para resolver los grandes problemas que los más necesitados han padecido desde siempre, como eran los de alimentación, educación y vivienda.
La corrupción y el mal vivir se proliferaron y hoy son las epidemias que están deteriorando a una parte del pueblo venezolano.
Lo más seguro es que desconocen las dos curas, la benévola es la propuesta filosófica del socialismo, conciencia revolucionaria, honestidad y firmeza en la lucha contra cualquier imposición cultural errónea (la especulación y el acaparamiento de alimentos y medicina son los delitos más terribles que una revolución puede vivir) y se resuelve buscando las formas para que la gente tome la determinación de abandonar esas prácticas criminales y rectifique.
Está la segunda cura La Represión y, recuerdo el pasado para poder presentir nuestro futuro, estaba en un bus de la Universidad del Zulia moviéndonos para una manifestación contra las medidas neoliberales de Carlos Andrés Pérez, corría el año 96, miles de trabas para llegar a la UCV, pero llegamos en medio del fuego cruzado, que mantenía la policía metropolitana de Caracas, sobrevivimos.
En el 86 de la misma era en la escuela técnica industrial de Maracaibo asesinaban delante de los que protestábamos por el pasaje estudiantil a un muchacho que se volvió polvo en la estadística de los desaparecidos, palo llevábamos porque afeábamos la Plaza de la República, por peludos, por mariguaneros, por roqueritos.
En 1980 frente a mi casa en los Claveles mientras Evanancito y yo jugábamos en mitad de la calle con una pelota de trapo dos camionetones sin placa interceptaron a un tipo que pedía por su vida, las brillantes armas nos apuntaban a nosotros y a él, entre maldiciones lo montaron en sus camionetas y vaya uno a saber qué pasó, todo el mundo sabía que eran policías, menos juanito alimaña.
Hoy, la gente defeca en las jardineras de las casa que quedan frente a los centros comerciales, pernoctando bestialmente en colas enormes por un paquete de harina de maíz que comercia uno de los hombres más ricos del mundo y que sólo vale 19 bolívares fuertes y que en las Pulgas, mercado pestilente como el alma de quien comercia ahí, es revendida en 1000 bolívares fuertes, en el universo de la corrupción la cadena es larga desde los mercaderes hasta los guardianes del orden, líderes y políticos, empresarios se eslabonan para trabar cualquier solución a tan terrible flagelo. Todos caerán por su propio peso, el peso destructor de la historia.
La verdadera historia es la fantástica, estoy frente al pozo que me deja ver al futuro, la oposición ganó las elecciones presidenciales, en ese afán de ordenar su propio estropicio y de pagar las dadivas al pueblo que lo llevó al poder comienza la primera estrategia de recuperación del país y su estatus, usando la más certera y vieja de las prácticas neoliberales: La represión, y por pedido de los grandes empresarios que en este país, son los de la comida, piden a gritos profilaxis social y comienza la limpieza, ¿étnica?, ¿racial?, ¿de clase?, no, precisamente eso no importa en el futuro y comienza el plomo sin mirar a quién, plomo para el vivo y la viva que creyeron que era un negocio vender veinte veces más caro el producto al prójimo, plomo al colombiano que estaba por aquí y se volvió narco, plomo a los que en facebook tenemos el rostro de Chávez, plomo a los que gritan porqué hay que salvar la tierra y el agua. Mariguaneros, roqueritos.
Saco el rostro del pozo porque entre otras cosas me puedo ahogar y porque es el futuro cosa tan volátil e inquietante que a mí no me gusta tanto y eso de ver el futuro no es de mi incumbencia, así que tomo el tren interestelar de la buena fe y sigo en revolución haciendo la lucha.
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