El calor sediento del huracán asciende hasta la música

El pasado martes 26 de abril tuve el honor y el placer de realizar una nueva edición del Taller Ars Combinatoria, esta vez en el auditorio del Banco Central de Venezuela. 

Una bandada de niños y niñas acompañada por algunas maestras y representantes, además de un generoso despliegue del personal del BCV, hizo que esta edición del taller fuera otra vez, muy especial. 

El mismo siempre me ha reportado inmensas satisfacciones, los poemas que nacen resultan según mi criterio, de alta calidad pero lo es más, más grande, la emotividad, el clima de juego, la alegría con que todos participamos, en una experiencia que paso a paso va dejando que el azar trabaje secretamente en la construcción de la sorpresa. ¿Es así cómo nacen en definitiva los poemas? 


El nuestro, es un humilde fruto eufónico que deja a un lado el sentido sólo para que aparezca después, tras una lectura colectiva que se deja correr sin las bridas de la razón, en alas de la música.



Gracias amigas del BCV, gracias amigos.





 Aquí va el poema:



El animal sabio
                          enciende los huesos de sus alas claras
La quieta montaña apaga el fogón
                                                              levantando las nubes
El calor sediento del huracán asciende hasta la música
Los muros de carbón marino entierran las brasas áridas
                Y el mar
                de aguas claras
                                               enciende el candelabro sediento





Publicar un comentario

0 Comentarios