Tecnología y capitalismo, una relación falaz

https://www.listinsemanal.com/pobreza-infantil-cuando-la-tecnologia-no-esta-al-servicio-de-las-personas-tendencias/ Las personas que relacionan el uso de la tecnología con las ventajas o frutos del capitalismo le hacen un flaco favor a la inteligencia. Las tecnologías no son un reflejo de la libertad, sino precisamente de lo contrario. Son fruto de la desigualdad y ofrecen ventajas a los ricos, que se hacen con la explotación de las tecnologías, por su usuarios/dependientes inmensamente más ricos. Los que usamos las tecnologías somos como cobayas (en el laboratorio) de sus negocios. Debemos saber todos que la tecnología que usamos ha desplazado otras -las alternativas-; han ocupado y copado los mercados hasta destruir otras posibilidades. Ya por ahí, las tecnologías que vemos, han negado la existencia de tecnologías alternas. Y han logrado esto porque se han desplazado en primer lugar a zonas de producción que les ofrecen más ventajas y rentabilidad, vale decir, donde la explotación es mayor; o han desplazado comunidades y hasta países o regiones enteras, convirtiéndolas en parte de sus desechos, en periferias marginales e invisibles, espacios donde la muerte se ceba con la explotación de humanos y minerales, convertidos todos en "recursos". El teléfono de última generación es pues, el reflejo invertido de la más alta degeneración laboral, social, cultural. La tecnología que usamos es la que estamos forzados a utilizar a despecho de dificultar la comunicación, el trabajo, el hacer. Son un signo del control sobre nuestra cotidianidad. Pudiéramos renunciar o no usarlas, pero la violencia sistemática del capital, hace que la renuncia sea un quedar fuera de(l) juego, de todos los juegos, y plantearnos una suerte de aislamiento que podría poner incluso en riesgo la propia supervivencia. El capitalismo nos ha conducido a la paradoja moderna de tener que matar para poder vivir, sólo que esta vida es ya un suicidio. Es decir, necesitamos eliminar bosques, consumir energía fósil, destruir y contaminar, para poder vivir en los términos en que forzosamente nos obliga a des-vivir el capitalismo. Otras formas de vida son posibles, sí, pero la situación es tal, que pasan por estas que conocemos, moldeadas por las tecnologías que modelan la realidad, de manera forzosa y violentamente. El mundo que conocemos ha sido transformado y trastornado por las formas de producción capitalistas, irracionales y suicidas. Vencer el capitalismo pasa(rá) necesariamente por torcer el sentido de la violencia y la dominación tecnológica: hay que ponerla al servicio de la vida, cambiando desde la forma de producirla hasta por supuesto la forma de consumirla, de usarla. Y esta historia de liberación comienza necesariamente usando la tecnología para liberar, para crear tiempo y donarlo, para repartirlo a manos llenas. Contra la estupidez generalizada y asfixiante, construir belleza, labrar humanidad.


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