Hace más de diez años un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la UBV se organizó para hacer la toma de una calle de una manera muy particular, se sentaron en un punto de la Curva de Molina, un cruce en ese momento congestionado de buhoneros, compradores, autos y buses en completa anarquía.
Una encrucijada el que acera y asfalto se mezclaban con restos de alimentos tirados en el piso, con plásticos, vidrios y cartón entre aguas estancadas. En ese lugar que por años y años mostró un rostro caótico estos estudiantes se apostaron para impedir el tráfico y protestar leyendo en voz alta poesía.
No podía haber algo más insólito en ese cruce convulsionado que unos jóvenes atrabiliarios bajo un sol de canícula leyendo poesía. ¿Qué pedían con ese performance? Una biblioteca para su barrio. Un barrio que carecía de todo, no tenía servicios de ningún tipo, pero ellos querían antes que cualquier otra cosa, una biblioteca para los muchos niños y niñas del barrio El Renacer, como lo llamaron sus ocupantes. Sí, en ese momento ya estaba renaciendo la patria.Hoy 2021 a un lado de donde aquellos muchachos se sentaron a leer poesía para impedir por un momento el paso impune de la violencia normalizada, se realizó del 28 al 31 de octubre la Primera Feria del Libro de la ciudad de Maracaibo, organizada por la Alcaldía Bolivariana en homenaje a nuestra querida amiga y maestra Berta Vega.
En ese espacio, bellamente acondicionado, emplazado en un lugar recuperado para la vida y el bienestar, pasaron escritores y escritora de la talla de Luis Britto García y Pascualina Curcio, de Orlando Villalobos y Miguel Antonio Guevara, entre muchos y muchas otras, se llevaron a cabo conferencias, múltiples presentaciones de libros, conciertos, en fin, una fiesta de la cultura que es siempre expresión de libertad.
No cabe duda de que desde aquella acción irreverente a esta otra, también irreverente porque una Feria del Libro organizada fuera del marco elitesco y exclusivista del mercado, va a contracorriente del mercado y su nada voraz, hay una gran distancia, la que lleva de la oscuridad a la luz.
Métáfora que no es casual porque la feria arrancó nada más y nada menos que el 28 de octubre, día del nacimiento del hacedor de vela de las sociedades americanas, el que iluminó la mente y el espíritu del joven Simón Bolívar y lo condujo de la desesperación de la temprana orfandad y viudez, de la riqueza y la amenaza de una vida disoluta, al juramento que le trajo la libertad a un continente y aún hoy nos sigue empujando con su energía revolucionaria hacia la completa independencia.
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