Hay cosas invariables en la retórica norteamericana contra el país, desde que Chávez les quebró la cristalería.
Venezuela tiene que ser un estado fallido.
En ese sentido, no podrá jamás reconocer las instituciones venezolanas, salvo de soslayo, haciendo como que sí, pero en realidad no, y sobre todo “no” frente a las “democracias” que ellos sí reconocen, el llamado por ellos “el mundo libre”.
Fuera de ese estrecho y abyecto conjunto de países, Venezuela y en particular la República Bolivariana de Venezuela, es una dictadura.
Como es una dictadura, ergo, no puede haber elecciones libres.
El mejor escenario para ellos siempre será el golpe de estado, porque eso destruye la institucionalidad, cosa que a ellos les tiene sin cuidado porque de inmediato armarían una institucionalidad a su medida.
Pero dado que el golpe de estado no cuaja, tienen varias alternativas, y aquí las han empleado todas: guarimbas, sabotajes, terrorismo, guerra de ablandamiento, corrupción, desmantelamiento de infraestructura, etc.
Estos mecanismos van socavando y, por supuesto, restando apoyo al gobierno, lo cual debería ir acompañado de la capitalización del descontento.
La caterva de candidatos han buscado eso, concentrar el apoyo, pero tampoco lo han logrado del todo, pese a la campaña para inflar la figura de María Corina Machado, la pizpireta representante de la más rancia burguesía.
Este personaje en particular es perfecto para EEUU, y con ella llegarán hasta el final.
Ella funciona porque su sola presencia en la arena “política” ofrece ilegitimidad. Su inhabilitación le permite a los EEUU avanzar hacia unas elecciones a la medida de sus intereses, es decir, elecciones básicamente fraudulentas. Si está(n) fuera de la ley, funciona(n) para mí, dice EEUU.
Si el gobierno levantara la inhabilitación, iría a un escenario electoral diseñado por EEUU desde que le ordenó a MCM que representara a un país extranjero en un foro internacional, siendo diputada. Obvio que se trataba de un delito.
Convertida en ariete, los medios, el descontento, la crisis y demás elementos, la convierten hoy en la más votada de una oposición que ve en ella lo mejor de lo peor.
No olvidemos que lo esencial es que está jugando fuera de la ley.
Por otro lado, EEUU anuncia el levantamiento de medidas unilaterales, a cambio de que levanten la inhabilitación.
Si el gobierno cae en el chantaje, repito, el escenario electoral estará a la medida de los EEUU, y una vez que esto ocurra, no parará hasta desdibujar la legitimidad del Estado.
Si el gobierno va a elecciones sin MCM seguirá sosteniendo/alimentando el relato de la ilegitimidad.
El problema para EEUU es que necesitan nuestro petróleo, y el gobierno lo ha puesto en la mesa de Barbados y en las otras, porque es nuestro As bajo la manga. Los gringos han golpeado la empresa para que no tenga fuerza en la mesa de negociaciones, pero sin duda nos las hemos arreglado —resistido— para que siga siendo un argumento de peso. Y ha resultado.
En otras palabras, EEUU no tiene mucho más tiempo para esperar-empujar la caída del gobierno o de la empresa, que dicho sea de paso —y ellos lo saben bastante bien— no se asoma en el horizonte.
Lo que sí se asoma en el horizonte es un año electoral con Maduro a la cabeza y una oposición que no da pie con bola. Llevar hasta el final al ariete MCM es la única carta que tienen para seguir sosteniendo/inflando el globo del estado fallido.
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