Yldefonso Finol
Constituyente de 1999
Militante bolivariano
I
La
OEA nació maldita en medio de la masacre del pueblo bogotano (Bogotazo) que lloraba sangre por el
cobarde asesinato de su líder natural y más amado: Jorge Eliecer Gaitán.
La
OEA vino a ser, a mitad del siglo XX, el triunfo del sabotaje santanderista al
Congreso Anfictiónico de Panamá propuesto por El Libertador Simón Bolívar, y la
consumación de la Doctrina Monroe de un continente americano para los Estados
Unidos.
La
única cosa provocada por la OEA que ha valido la pena, fue aquel son guajiro
que le cantó el gran Carlos Puebla, para invitarnos a reír, porque el club de
cipayos expulsó a su digno país, Cuba.
Un
reportaje de Prensa Latina lo resume así: "La actuación respecto a Cuba a
partir del triunfo de la Revolución, el apoyo a la invasión de Playa Girón en
1961, las acciones que desplegó en el orden político-diplomático para
aislarnos, que concluyeron con la expulsión de Cuba en enero de 1962 y la
ruptura de relaciones diplomáticas de los países de la región con la Mayor de
las Antillas, significaron un nivel de ensañamiento tal, que puso más en
entredicho a la organización".
Merece
ser recordada la actitud valiente del Canciller de la Dignidad Ignacio Luis Arcaya,
quien se negó a convalidar una declaración aislacionista contra Cuba en la VII
Conferencia de Cancilleres de la OEA, el 16 de agosto de 1960 en San José de
Costa Rica. El presidente Rómulo Betancourt, destituyó al Ministro de
Exteriores, para quedar en evidencia de su condición de agente de Estados
Unidos, para mayor afrenta al pueblo bolivariano.
La
OEA sirvió de proxeneta para el desenfreno imperialista contra la República
Dominicana, primero con el derrocamiento del demócrata Juan Bosch y luego
aplastando militarmente la resistencia popular que encabezó, entre otros
patriotas, Francisco Caamaño Deñó. "En abril de 1965 desembarcaron los
marines yanquis en Santo Domingo para impedir la inminente victoria del
movimiento popular constitucionalista sobre las fuerzas de la reacción
militarista. La OEA envió a la capital dominicana a su Secretario General, el
uruguayo José A. Mora, con el aparente propósito de obtener una tregua entre
los beligerantes, mientras el Órgano de Consulta dilataba una decisión para
facilitar que las fuerzas militares yanquis tomaran el control de la situación.
Luego de múltiples gestiones, Estados Unidos logró por el estrecho margen de un
voto la aprobación de una resolución que dispuso la creación de una Fuerza
Interamericana de Paz, produciéndose, por primera vez bajo el sello de la OEA,
una intervención colectiva en un país del área". (www.ecured.cu)
Y cuáles
gobiernos se prestaron a la tramoya gringa montada en la OEA de y que una “fuerza
interamericana de paz” que acudiría a resguardar la democracia dominicana: el
del dictador recién instalado por Washington en Brasil, almirante Castello
Branco; el muy demócrata dictador de Paraguay, Alfredo Stroessner; el dictador
Julio Rivera de El Salvador; y la Honduras (hechura gringa) de López Arellano. Todos
militares moldeados por la Escuela de las Américas como asesinos de sus pueblos
y sirvientes del imperialismo.
Hace
poco ofrecieron disculpas en santo Domingo: el verdugo llevando flores a la
tumba del mártir. A Cuba la invitaron a volver, pero el honor verdadero no se
ablanda con la lisonja.
II
Una
OEA para Pinochet
Permítanme
compartirles este pasaje de mi libro La Falacia Imperialista de los Derechos
Humanos (Editorial El Perro y La Rana, MPP para la Cultura, Fondo Alfredo
Maneiro, 2006), donde se pone de manifiesto –con sarcasmo repugnante- el
carácter instrumental de la OEA para los intereses imperialistas
estadounidenses.
“Por
si quedase alguna duda suelta sobre la complicidad protagónica de los Estados
Unidos con el golpe militar que derrocó al Gobierno de la Unidad Popular en
Chile y abrió el período de mayores y más indignantes violaciones a los
derechos humanos en ese país, pasaremos a revisar brevemente el contenido del
memorando sobre la reunión sostenida el 8 de junio de 1976 entre el dictador
Augusto Pinochet y el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry
Kissinger.
Se
realizaba en Santiago, por iniciativa de los propios Estados Unidos, la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, donde se hablaría
-¡qué ironía!- de derechos humanos. El alto funcionario norteamericano se
apresura a lanzar esta perla: “En los Estados Unidos, como Usted sabe, tenemos
simpatía por lo que Usted está tratando de hacer aquí. Yo pienso que el
gobierno anterior iba en la dirección del comunismo. Nosotros le deseamos lo mejor
a su gobierno”.
En
el párrafo siguiente se revela cómo los Estados delincuentes llegan a camuflar
sus crímenes y cómo el cinismo se hace práctica mafiosa legitimadora de sus
acciones. “Esta tarde yo voy a hablar sobre derechos humanos en la Asamblea
General. Yo postergué mi discurso hasta que pudiera hablar con Usted. Nosotros
queremos manejar el asunto en términos de persuasión moral y no en términos de
sanciones legales... En mi discurso voy a tratar el asunto de derechos humanos
en términos generales y los derechos humanos en el contexto mundial. Me voy a
referir en dos párrafos al informe sobre Chile de la Comisión de derechos
humanos de la OEA. Yo voy a decir que el tema de los derechos humanos ha
afectado las relaciones entre Estados Unidos y Chile. Esto es en parte el
resultado de las acciones del Congreso. Voy a agregar que espero que Usted
elimine estos obstáculos pronto. También voy a destacar el informe sobre Cuba y
la hipocresía de algunos que manejan el tema de los derechos humanos para
intervenir en los gobiernos... El discurso no es contra Chile. Yo le quería
decir esto. Mi evaluación es que Usted es una víctima de los grupos
izquierdistas alrededor del mundo y que su mayor pecado fue derrocar a un
gobierno que iba en dirección al comunismo... yo quiero que Usted salga
adelante y quiero mantener la posibilidad de ayuda. Si derrotamos la Enmienda
Kennedy, nosotros vamos a hacerle llegar los F5 que hemos acordado. Vamos a
esperar un poco en otros temas para evitar darle munición adicional a nuestros
enemigos”.
El
dictador Pinochet le responde que el retorno a la institucionalidad se lleva
“paso a paso” y le recuerda que “nosotros resolvimos el problema de las grandes
empresas transnacionales. Nosotros renegociamos las expropiaciones y
demostramos nuestra buena fe haciendo pagos oportunos sobre nuestra deuda”. A
la vez, en el mismo tono familiar, reclama el hecho de que algunos de sus
actuales opositores sean escuchados por parlamentarios en el Congreso de los
Estados Unidos. “Letelier tiene acceso al Congreso. Nosotros sabemos que están
dando información falsa”. Tres meses después, el Canciller de Allende, Orlando
Letelier, era asesinado por agentes especiales de la dictadura y la CIA en
Washington.
El
Secretario despide la reunión con elocuentes elogios al dictador: “Nosotros
recibimos muy bien el derrocamiento del gobierno procomunista aquí... Ustedes
le prestaron un gran servicio al Occidente al derrocar a Allende. De otra
manera Chile habría seguido a Cuba. Entonces no habría habido derechos
humanos...”.
La magna
ocasión también sirvió para que el sionista Nobel de la Paz le diera luz verde
a la “Operación Cóndor”.
III
El
13 de abril de 1982 la OEA aprobó, por consenso, una resolución propuesta por
Colombia, donde el organismo interamericano ofrecía su "cooperación
amistosa a los esfuerzos de paz que se están llevando a cabo, con el anhelo de
contribuir a una solución pacífica del conflicto, que aleje definitivamente el
peligro de una guerra".
Se
trataba de un juego diplomático carnavalesco, en el que las máscaras irían
cayendo en la medida que el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca,
concebido por USA con Colombia de "celestina", quedara hecho añicos,
ante la impertinencia y el cinismo de una forzada neutralidad, en un suceso que
no soportaba medias tintas, y que exigía como única reacción, el rechazo viril
y unánime del continente a la pretensión absurda del Reino Unido de mantener
espacios coloniales en los confines de Nuestra América.
Pero
los yanquis no vacilaron en mostrar su verdadero rostro imperialista. Así lo anunciaba en su Editorial del 1 de mayo
de 1982 El País de España: "La aparatosa toma de posición norteamericana
en el conflicto del Atlántico Sur a favor de las tesis británicas, prometiendo
apoyo logístico a Londres en caso de guerra y decretando un boicot generalizado
a Argentina, constituye la radical internacionalización del tema, y lo sitúa en
una perspectiva preocupante".
La OEA
fue incapaz de mantener una posición coherente con sus propios instrumentos
aprobados. Ya se sabe las dispares actitudes tomadas por los gobiernos de la
región, en especial de aquellos que, como Colombia, en un remedo de los
supuestos legalismos de su tradición (como los usados por Santander para
sabotearle los planes a Bolívar), terminó apoyando al agresor colonialista.
Muy
claro lo dijo el 01/12/2011 Rafael Correa: "La OEA debió desaparecer
durante la Guerra de Malvinas". El presidente de Ecuador consideró que la
OEA debió desarticularse en 1982 durante la guerra por las Islas Malvinas, “porque
se violó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) cuando los
Estados Unidos no apoyó a un país miembro, sino a uno extra regional”.
En mi
pueblo se usa el refrán: “burros del mismo pelo siempre se juntan”.
IV
La invasión
a la pequeña isla de Granada el 25 de octubre de 1983, volvió a poner a la OEA
en evidencia de su inutilidad a los pueblos que dice representar y principios
que dice defender. A pesar de que 15 de los 28 países que la integraban
manifestaron su desacuerdo con la acción militar unilateral de Estados Unidos,
ni siquiera se produjo una resolución o condena simbólica de manera formal por
parte de la Organización. Esta misma actitud la mantuvo en el caso de Guatemala
en 1954. Blandenguerías que en el caso de la invasión a Panamá en diciembre de
1989, resultaron en tímidos exhortos y cuasi justificaciones.
Ineficaz
ha sido la OEA en asuntos tan sentidos como la descolonización de la región,
particularmente con Puerto Rico, tema intocable para los gringos y sus adeptos.
Inservible ha sido la OEA para los pueblos originarios oprimidos y desterrados en
sus propios territorios; inútil para la afrodescendencia que aún es segregada
en Estados Unidos, para la población migrante y en necesidad de protección
internacional, sean refugiados, desplazados internos o apátridas, que hoy viven
atemorizados por el discurso xenófobo que se pregona con odio desde las alturas
del poder imperial.
OEA
que no habla de los miles de presos políticos en Estados Unidos, todos
criminalizados por el sistema racista-clasista que rige en ese país, como el emblemático
Leonard Peltier, luchador indígena de ascendencia anishinaabe lakota,
encarcelado desde 1976; o de Mumia Abu-Jamal, periodista comprometido con la
lucha por los derechos civiles, condenado a cadena perpetua.
OEA
que tiene sede en Washington, capital del Estado que no es parte de la
Convención Interamericana de Derechos Humanos. Estados Unidos, por tanto, no
está sujeto a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ni
tampoco a la Comisión cuando ésta actúa bajo sus funciones de órgano de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Es el
colmo del complejo de superioridad que padece la “plaga universal” y la
alcahuetería de los adictos a su dominación.
V
OEA
en salsa "Micheletti"
Los
latinoamericanos debemos reconocer que muchas cosas en nuestras vidas las ha
moldeado Estados Unidos no "a su imagen y semejanza", sino a su
antojo.
USA
no promueve ni está dispuesta a compartir el "confort" de su modelo
de "abundancias", porque precisamente sus privilegios se soportan en
las carencias de las mayorías del continente. Esa es la lógica que debe
reproducir la OEA.
Haber
visto al diplomático más anciano del club usurpar la presidencia -que ejerce
por derecho Bolivia- y dirigir un debate plagado de írritos, con una decisión
inaplicable, fue realmente irritante; y no pude evitar relacionar el hecho con
el Golpe de Estado en Honduras contra el Presidente Zelaya.
Tanto
el asesinato selectivo de decenas de líderes sociales, entre ellos la indígena
lenca Berta Cáceres, como el nombramiento de este momio en la OEA, son
consecuencia directa del laboratorio geopolítico gringo que regentan el
Pentágono y el Departamento de Estado junto a la NSA, la CIA y otras agencias y
miles de ONGs financiadas por la "diplomacia del dólar".
Desde
esa Honduras hechura gringa, donde el Secretario de Estado, John Foster Dulles
y su hermano, el director de la CIA, Allen Dulles, socios de una firma de abogados
ligados a la United Fruit Company, planificaron y ejecutaron el golpe contra Jacobo
Arbenz en 1954; donde se fraguó parte de la derrotada invasión a Cuba por Bahía
de Cochinos; donde Ronald Reagan armó con dinero proveniente del narcotráfico
la “Contra” antisandinista que tanto dolor le causó al pueblo nicaragüense.
Por eso
Mel Zelaya debía ser apartado del poder en un país que para Estados Unidos es
sólo una de sus bases militares más activas. Por cierto, muy aceitada
recientemente con la mira en la Venezuela bolivariana.
Sin
la existencia de serviles el imperio se cae. Figurines como Almagro, y los
asustadizos mandaderos Peña Nieto, Macri, Santos, Cartes y Kuczynski, todos con
un inmenso rabo de paja, le son imprescindibles a EEUU para mantener su
hegemonía en ese parapeto mafioso que es la OEA. Y por ese rabo los yanquis los
tienen cogidos, porque a cada uno le han armado su expediente.
VI
El pueblo
bolivariano de Venezuela apoya la decisión soberana de nuestro gobierno de
retirarnos de la OEA, aunque coincidimos con quienes piensan que la medida es
tardía y que debe ser muy bien explicada en su justa dimensión, sin
sobreestimar sus consecuencias ni subestimar la reacción de los actores
nacionales e internacionales que están en la conspiración.
Autocríticamente
reconocer los errores que se han cometido en alianzas ingenuas como esa donde
le hicimos el piso al delincuente de Almagro, similar a aquél pacto legislativo
que en 1998 le dio la presidencia de la Cámara de Diputados a la Cabra
Capriles, con los votos del Movimiento Quinta República. Cría de cuervos. Pactos
que matan.
La OEA
es para Estados Unidos, el corral de su patio trasero, allí le echa maicitos a
las gallinas y hasta pone a pelearse entre sí a los gallos. El “sistema
interamericano” está montado para el “destino manifiesto”, no estamos
descubriendo el guarapo de panela.
En un
escenario de ofensiva derechista, incluidos los gobiernos timoratos y
pragmáticos de una cosa imposible llamada centroizquierda, todos los organismos
multilaterales serán terreno movedizo para las posiciones antiimperialistas. Para
ello debemos estar preparados con dos armas que hasta el momento -tal vez- no
hayamos utilizado con suficiente acierto: la desconfianza y la concentración.
Saber
decir que no a tiempo, condicionar los síes y no dispersar las energías en
juegos amistosos.
Concluyamos
con Martí, que nuestro Bolívar tiene mucho trabajo por delante. Vayamos a los
pueblos a buscarle apoyos, no perdamos tiempo con la diplomacia mercenaria.
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