A punto de terminar esta campaña, quiero decir sólo tres cosas:

 


1. Hacer campaña utilizando los argumentos del enemigo contra el gobierno no te hace, obviamente, partidario del gobierno, y en un país polarizado como el nuestro, la alternativa (electoral, entiéndase bien, e l e c t o r a l) está entre ser y no ser, de modo que, quien está en contra no es. ¿Por qué el énfasis en la palabra electoral? Por lo segundo que voy a decir:


2. Una cosa son las elecciones, otra la revolución. El sistema electoral es (casi) una trampa. Se someten a veleidades circunstanciales procesos hondos, culturales, que verdaderamente no se dirimen en unas elecciones. Por eso, la profusión de "gestos", de mañas, de triquiñuelas, que buscan captar y capturar las emociones del elector, de las electoras. No se va a unas elecciones con argumentos sólidos ni filosóficos, no al menos los que exigirían académicos, sociólogos, historiadores. Porque se vota, y lo hace todo el mundo, con lo más superficial de nuestra constitución política. No votamos por esencias, votamos superficies. Y mienten los que dicen lo contrario. El mismo Chávez, el telúrico, el filósofo, el historiador, el maestro de escuela, el comunicador, cuando llegaban las elecciones hacía lo que le toca hacer a todos los candidatos y que no es necesario repetir pero sí recordar: se subía a las tarimas como todo un superstar, a bailar y a cantar. Claro está, cuando hablaba, hablaba todo él, todo el pueblo que le bullía por dentro, toda la historia patria de este país dolido y heroico. Pero lo que no pudo evitar es el "clima de fiesta electoral", en el que estamos hoy, y que está a punto de culminar sólo que en un escenario mucho más complejo que los anteriores, si cabe: en medio de una pandemia terrible que se llevó, por ejemplo, nada más y nada menos, que al candidato por el que yo iba a votar por el Circuito 5, parroquia Coquivacoa, el camarada y hermano José Luis Acosta.


Llego entonces a la tercera idea: una suerte de homenaje a la memoria del amigo, amigo de muchos y muchas de mi generación universitaria, testigos de sus luchas, de su solidaridad, de su corazón. Me duele mucho escribir esto, porque la exposición al virus por parte de quienes han estado en la primera línea de batalla social y política, los ha hecho caer enfermos; o en algunos casos, como este o como también en el doloroso caso de Vidal, cambiar de paisaje. Ha sido terrible lo que hemos vivido, los obituarios en nuestras redes se multiplican, nos asedian, nos golpean. Temo tanto por los que deben exponerse, pienso en sus familias, en los pequeños. Cuidémonos, y en este mes de diciembre, hagamos lo posible por preservar la salud, la vida.


Y este 6D, vayamos a votar, por la memoria de todos nuestros muertos, y por el futuro de nuestros hijos y ancianos, que tanto han sufrido las sanciones que promovieron los traidores, los vendepatria. Intentemos no atender lo superficial, vayamos a la médula del asunto: la Unidad de los patriotas contra la injerencia norteamericana, contra el bloqueo y contra la quinta columna al servicio de los intereses del imperio.


¡Venceremos!

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